La semana en la que el Gobierno tembló
Efímera 'macroconsejería'. La amenaza de IU-Convocatoria por Asturies de frenar la tramitación y aprobación de leyes fue clave para que Barbón reconsiderara la fusión de Cultura y Derechos Sociales
La coalición de Gobierno PSOE-Convocatoria por Asturies se presentó como una unión «progresista y reformista» para acometer los cambios necesarios de lo que ambos actores han llamado la «década del cambio». Se trata de un Ejecutivo con una única voz, pero con dos liderazgos políticos claros: el del presidente del Principado, Adrián Barbón, y el del consejero de Ordenación del Territorio y coordinador general de Izquierda Unida de Asturias, Ovidio Zapico. Y, bajo esa tesitura, es obvio que los roces surjan, como se ha visto desde casi el inicio de la legislatura, con las posiciones diferentes en temas como la ley de calidad ambiental, la ecotasa o la concesión de la Medalla de Asturias a la Princesa Leonor. Hasta ahora, esos roces no llegaron a más. Aunque el último, el ocurrido esta semana, con la efímera macroconsejería de Cultura, Política Llingüística, Deportes, Derechos Sociales y Bienestar anunciada el lunes por Barbón y descartada el miércoles por él mismo, estuvo a punto de convertirse en algo más que un roce que puso en riesgo la convivencia entre dos socios en los que la riña forma parte ya de su idilio.
El pasado lunes el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Adrián Barbón, convocó por la tarde a su ejecutiva autonómica. Una reunión en la que además de hacer un repaso a la actualidad política, sometió a consultas la propuesta de la actual consejera de Derechos Sociales, Melania Álvarez, para ocupar el escaño en el Senado por designación autonómica que deja Enrique Fernández, recientemente nombrado presidente de la empresa pública Hunosa. Eso obligaba a Álvarez a dejar la consejería y, como solución, Barbón planteó fusionar Cultura con Derecho Sociales, una macroconsejería con la actual viceconsejera de Cultura, Vanesa Gutiérrez, al frente.
Este movimiento fue llevado por Barbón en sigilo. Pocos lo sabían, más allá de la consejera de Derechos Sociales y la vicepresidenta Gimena Llamedo. Sus socios de Gobierno, IU-Convocatoria por Asturias no habían sido informados.
A la vez que Barbón comparecía ante los periodistas para anunciar la remodelación del Gobierno, Gimena Llamedo, llamaba al líder de IU de Asturias y consejero de Ordenación del Territorio, Ovidio Zapico, para informarle de la decisión del presidente. El coordinador de la coalición de izquierdas trasladó ya en esa conversarción su malestar por no haber sido consultado previamente, aunque el cambio afectara a dos áreas del Gobierno que gestiona el PSOE.
Zapico y Llamedo quedaron en hablar al día siguiente, una vez que el presidente del Principado compareciera en Presidencia para explicar a los motivos del cambio.
En IU-Convocatoria por Asturias, entre medias, activaron el botón de alarma. Para los socios de Gobierno del PSOE ni la forma en la que el presidente del Principado tomó la decisión ni el hecho de no haber sido consultados previamente fue acertado. Se sintieron, «una vez más», ninguneados. «Tendrá una respuesta política», advirtieron, el mismo lunes desde IU.
¿A qué se referían con lo de «respuesta política»? La mañana del martes fue frenética. Mucho intercambio de mensajes, llamadas,... El enfado de IU era mayúsculo. Entendían que unir ambas consejerías no era correcto. Defendían que Derechos Sociales fuera independiente, sin Cultura como compañera de viaje. El presidente dio la rueda de prensa, justificando la unión de ambas áreas argumentando que era una decisión tomada tras escuchar a los representantes de la cultura y del tercer sector y que, además, se había comprometido a que su Gobierno no tuviera más de diez consejerías.
No convencieron los argumentos a IU-Convocatoria por Asturies. La situación se enrocaba. Hasta que alguien hizo llegar al PSOE un mensaje claro: o el presidente daba marcha atrás en su decisión, o IU-Convocatoria por Asturies se vería libre para frenar la tramitación o aprobación de leyes en la Junta General. Una posibilidad que dejaría al Gobierno en una situación incómoda.
A la vez, el presidente empezó a recibir mensajes de representantes del tercer sector cuestionando la unión de Derechos Sociales con Cultura. Le pedían que descartara esa idea. Las dudas quedaron despejadas cuando el mismo martes, el presidente del PP, Álvaro Queipo, dijo que «no criticaría que Cultura» tuviera el rango de consejería. Sin quererlo, el líder popular le dio a Barbón la excusa perfecta para dar marcha atrás. Al día siguiente, antes del pleno en la Junta, Barbón comunicó a Zapico que no habría fusión y que crearía la Consejería de Cultura y nombraría una consejera de Derechos Sociales. La 'minicrisis' se acababa. Y el Gobierno dejó de temblar.
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