«Me veo en la calle», dice el hostelero 'crucificado' en Grado
Bernardo Álvarez denuncia la orden de clausura del Trastevere cargando con una cruz de 60 kilos por el centro de la villa y recibiendo latigazos
P. A.
Oviedo
Lunes, 16 de octubre 2023, 00:44
El hostelero Bernardo Álvarez, dueño del Trastevere, no dudó ayer, a mediodía, en cargar con una cruz «de 60 kilos», ser crucificado y recibir latigazos, en medio de la villa moscona, para denunciar públicamente el calvario que sufre desde que en 2020 decidió comprar un local en un edificio catalogado para convertirlo en el gastrobar Trastevere. Tras invertir, al menos, medio millón de euros y lograr los permisos necesarios por parte del Ayuntamiento y el Principado, una orden judicial le obliga a clausurar el establecimiento hostelero, su modo de vida, tras una denuncia de un vecino.
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«Me veo en la calle. No sólo yo. Hay cinco empleados, aparte de mí que también soy empleado de la sociedad. Tengo un niño pequeño, una hipoteca de la casa, la de aquí y voy a tener que devolver una subvención», apuntó desesperado ayer.
A sus 40 años y abocado a la calle por orden judicial, a media mañana, cubierto tan solo por un pequeño trozo de sábana, a pecho descubierto y descalzo, se paseó por la villa moscona cargando su cruz. Delante de un panel de obras de un centro cultural, y ayudado por tres personas, fue 'crucificado'; sobre sus brazos, tres camisetas que centraban su protesta contra el Ayuntamiento, Patrimonio del Principado y el Tribunal Superior de Justicia. Después, llegaron los latigazos.
Anteayer recibió la notificación, tras una sentencia firme del pasado mes de marzo, de que debía clausurar el Trastevere. Para el hostelero, este negocio era su sueño. La historia hasta llegar hasta aquí es larga. Compró el local en enero de 2020 y solicitó al Ayuntamiento de Grado todos los permisos necesarios, que le fueron concedidos; después la apertura del local pasó por Patrimonio del Principado, al estar el negocio en un edificio catalogado. Tras once meses de espera, también recibió la aprobación necesaria. «Pasaron dos años y medio desde que compré el local hasta abrir», pero entonces llegó una denuncia de un vecino que logró tumbar la licencia apoyándose en que contravenía el catálogo de edificios protegidos del concejo. Finalmente, tras una sentencia firme de marzo, la magistrada titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 6 dictó una providencia, fechada el 29 de septiembre, por la que concedía al Ayuntamiento de Grado un plazo de diez días para clausurar el establecimiento Trastevere Delicatessen S. L. Ante esto, el Consistorio informó entonces que comprobaría su cierre efectivo en el plazo dado por la jueza a través del preceptivo informe policial.
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