«El trabajo de Asturias en Salud Mental tiene repercusión internacional»
«Primero quitamos los manicomios para hacer el bien a los enfermos, pero, al cerrar los equipos, los abandonamos»
F. DEL BUSTO
Sábado, 28 de junio 2014, 00:44
Toda una vida de trabajo dedicada al Tratamiento Asertivo Comunitario (TAC), han convertido al profesor Alan Rosen, del Instituto de Investigación sobre la Mente y el Cerebro de la Universidad de Sidney, en una de las referencias mundiales sobre el TAC. Todo un lujo para el congreso de Avilés que ayer disfrutó con sus reflexiones.
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Por segundo año consecutivo viaja desde Australia hasta Avilés, ¿qué le llama la atención del desarrollo del TAC que se hace aquí?
Cuando se cierran las instituciones psiquiátricas, lo que se necesita es una buena red con alternativas comunitarias para asegurar la integración de los pacientes. Eso sucede en Avilés. Su equipo es un buen ejemplo y sirve de modelo a otras regiones de España. Desde Asturias se ha sabido transferir el conocimiento y tiene repercusión internacional. No es sencillo, porque replicar un modelo de TAC no siempre asegura lograr los mismos resultados. Hay que saber hasta donde se puede llegar. Asturias es un ejemplo para otras regiones.
¿Cómo se pueden copiar las diferentes experiencias?
Son muy importantes los estudios rigurosos, con calidad científica. En Australia fuimos pioneros en estas investigaciones, también en Estados Unidos y Canadá. En Asturias trabajan en esa dirección. En el Reino Unido se aprovechó la crisis económica para desmantelar muchos equipos, cambiando el modelo por el llamado TAC-Flexible o, simplemente, desmantelándolo, pero sin ningún estudio que avale esas decisiones.
El año pasado ya advirtió de recortes por los ajustes económicos.
Es verdad que existe menos dinero. Pero en el Reino Unido han perdido la cultura de guiarse por estudios rigurosos. Toman medidas sin evidencias de que lo que harán funcionará mejor. Existen cinco grandes grupos en la sociedad a los que debemos prestar especial atención: los enfermos mentales graves, los afectados por el consumo de alcohol y tóxicos; las patologías físicas que pueden causar la muerte, como el EPOC, hipertensión o enfermedades cardiovasculares; quienes viven en un contexto de pobreza y aquellos que se encuentran marginados por sufrir estigmas sociales, desempleo o inmigración. Quienes están en estos grupos suelen tener pocos recursos, con lo que su situación es dramática. Habría que cuidarlos, a pesar de problemas económicos o ideológicos. Desde el ETAC se atiende a personas que suelen tener algunas de estas cinco características. La ironía es que la dureza de los recortes los sufren quienes más lo necesitan. Igual el gobierno lo puede hacer porque los afectados son los grupos menos visibles. En épocas de especiales dificultades, se debería ayudar a quien lo necesita más.
El TAC sigue siendo válido.
Todo esto se puede ver como una forma de discriminación promovida por el gobierno que se olvida de quien más lo necesita. Primero les quitamos los manicomios para hacerles el bien y, al cerrar los ETAC, los abandonamos. Es una marginación apoyada por los gobiernos. Es fundamental un compromiso a largo plazo. Cerrar instituciones no sirve de nada si no existe un grupo comunitario adecuado. Pero la peor institucionalización no es la física, sino la mental de muchos médicos, incapaces de dejar de marginar a los pacientes. El cambio debe nacer en cada psiquiatra y no ser el promotor de la marginación.
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Ha recibido la Orden de Australia por su contribución a la Salud Mental, ¿demuestra una nueva actitud en los gobiernos?
La Orden se concede a título personal, pero es del equipo en el que he trabajado. Me ha permitido tener los 15 minutos de fama que decía Andy Warhol y he tratado de utilizarlos a favor del TAC. ¡¡Pero sólo 15 minutos! [Se ríe]
¿Cual es el cambio más importante en la evolución del TAC?
En el modelo original, el foco principal era que los pacientes no ingresasen. El modelo actual es diferente, se lucha más por la funcionalidad, es un modelo más humanizado, ahora se aplica más a que el paciente crezca como persona, es un modelo más humanizado, lo que significa tener al paciente menos controlado y que él tenga más posesión de su vida. En la actualidad existen menos ingresos y más cortos, aunque existen problemas con los llamados pacientes de puerta giratoria: que tienen muchos ingresos, pero breves. El gran cambio ha sido la integración social, que esté en contacto con el médico de cabecera, con empleo. Una novedad importante es que en los equipos haya trabajadores que han sido antes pacientes. La evolución es constante.
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¿Y eso?
Es un avance reciente y polémico. Dignifica a los enfermos e incorpora su punto de vista a la atención. Cuando les dice: entiendo lo que has pasado, él sabe que es de verdad.
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