Los cuatro abogados de Natalio y una demostración de fuerza del Colegio
La junta de gobierno del órgano colegial de Oviedo arropa a los dos letrados de oficio ante el tribunal que no reconoció su competencia
C. DEL RÍO
OVIEDO.
Viernes, 21 de septiembre 2018, 00:53
En una situación sin precedentes, miembros de la junta de gobierno del Colegio de Abogados de Oviedo arroparon ayer en la Audiencia Provincial a los dos abogados del turno de oficio que fueron designados sucesivamente para representar al exdirector general del Centro Niemeyer, Natalio Grueso, en el 'caso Niemeyer'. El primero, José René Alperi López, asumió la defensa a mediados de agosto y tras solicitar sin éxito el aplazamiento de la causas, presentó su renuncia. El colegio nombró entonces a Sara Álvarez García, de Álvarez Abogados, aunque ella nunca ha constado en el caso para la Sección Tercera.
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En una providencia dictada esta semana, el tribunal exigió que René Alperi le presentara su renuncia y decidir si la aceptaba. Al parecer, esta tenía que ser la fórmula al existir dos resoluciones judiciales relacionadas con este mismo asunto.
Fue una desautorización de facto del cauce establecido para la designación de letrado, canalizado siempre a través del órgano colegial, y que, tras el silencio de los primeros días, ayer motivó la presencia de un buen número de abogados en una demostración de unión y fuerza ante la sala.
Burgos Pavón subió al estrado tras reconocer finalmente el presidente la renuncia de Alperi
Pelayo Fernández-Mijares, que además de haber sido el primer abogado de Grueso, es el secretario de la junta de gobierno del Colegio, justificó su comparecencia ante la petición de la Audiencia Provincial de estudiar si podría haber una posible injerencia del órgano colegial en sus decisiones.
Sentados en primera fila, fueron testigos de la segunda situación sorprendente de la mañana, que se produjo cuando hubo que aclarar la representación legal de Natalio Grueso. Con José René Alperi y Sara Álvarez García sentados a la derecha del tribunal, el presidente preguntó al primero si renunciaba a la defensa de su cliente en favor de uno de libre designación, tal como se le había notificado por la mañana. Un simple 'sí' fue suficiente para aceptar una renuncia que llevaba coleando desde el viernes 14. Bajaron entonces los dos letrados y subió Fernando Burgos Pavón, que se había sentado al fondo de la sala y en el que nadie había reparado entre la cantidad de abogados y medios de comunicación que asistieron a la vista.
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Discreto en la sala, explicó a la salida que iba a conocer a su cliente tras haber recibido la petición de trabajar en su caso 48 horas antes. «Hace dos días no sabía que existía», reconoció.
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