«El guionista tiene que ser un seductor del dibujante»

-¿Qué es un cómic?

-Un relato contado en viñetas, que para los que tenemos cierta edad identificamos como una lectura infantil, pero que hoy en día ha ido evolucionando de manera que, a través de imagen y palabra, se pueden contar historias muy complejas y muy matizadas. Combina la riqueza de la imagen y la precisión de la palabra.

-Todo un arte, parece.

-Es una forma de expresión muy rica, con una gama de recursos muy amplia. El arsenal de recursos que posee es tan amplio y creativo que no podría hacerse una gramática o un sistema del cómic.

-En este género, usted es el guionista. ¿Cómo se las arregla para salir bien parado?

-El guionista tiene que saber escoger, tiene que ser un seductor del dibujante para que se acabe metiendo en la historia como si fuera suya.

-Para hacer un buen cómic hace años era necesario una buena tinta y un dibujo. ¿Las nuevas artes de diseño le han afectado mucho?

-Sí, antes era papel, lapicero y tinta. Aun quedan bastantes autores que siguen trabajando de manera tradicional y existe un mercado de originales bastante importante. El autor, además de publicar sus páginas, puede vender los originales, pero lo cierto es que la mayor parte ya trabaja con programas de dibujo en ordenador. Yo escribo en ordenador, normalmente, y he colaborado con dibujantes que trabajan en los dos estilos.

-¿Cómo ha de ser un guión para que tenga éxito?

-(Risas) Si yo lo supiera estaría ahora, seguramente en un chalé en Miami.

-Bueno, se encuentra en Avilés que no está nada mal y ha alcanzado cierto éxito, ¿no es así?

-Si, no me quejo. Creo que es importante ser consciente de la forma de expresión que manejas. Yo también escribo literatura, hablo con escritores y se piensan que escribir, al fin y al cabo, es lo mismo en un guión que en una novela. Pero hay mucha diferencia.

-¿En qué sentido?

-En el cómic hay que pensar mucho en que tu historia tenga un potencial visual que, con el dibujante adecuado, le sepa sacar partido, de manera que el lector se sienta recompensado no solo porque tiene ante sí una buena historia sino porque, además, ha tenido un espectáculo estético, de imagen, de colorido, que le ha llenado. Me atrevería a decir que no sé si es una forma de expresión más completa que la literatura, pero moviliza más sentimientos y más sensaciones porque es agradable, para la vista y también para la tensión que provoca una historia y el desenlace.

-Como ocurre con toda expresión artística, ¿qué mensaje pretende trasladar?

-Tengo una serie de preocupaciones sociales y políticas que, en el mundo en el que vivimos, hay que hablar de ellas y denunciarlas. Aunque suelen tener un revestimiento un tanto fantástico, en el trasfondo de la historia siempre hay un contenido de denuncia de una situación.

-¿Para llegar a dónde?

-Quiero que el lector no solo se admire por la historia y por lo bonito de los dibujos sino que también se haga preguntas sobre las injusticias por las que nos preguntamos a fuerza de acostumbrarnos a vivir en ellas.

-¿Esta sociedad tiene remedio?

-Hay que luchar como si lo tuviera. A veces te desanimas y tienes la impresión de que no mejoramos nada y de que vamos a peor, de que llevamos muchísimos años peleándonos y que llegamos a un mundo más civilizado, pero seguimos viendo que lo de matarnos los unos a los otros es una constante en nuestra historia de la que no conseguimos librarnos. No obstante, no podemos tirar la toalla y hay que denunciarlo y crear conciencia. Ahí estamos.

-¿Qué proyecto le acompañan?

-La odisea de los refugiados subsaharianos y su sufrimiento será mi próximo trabajo con el dibujante granadino Sergio García. Saldrá en la primavera del 23.