«2.000 años de historia deben volver a Ujo»
Los vecinos batallan por que las lápidas romanas halladas en la localidad regresen: «El Principado se gastó 10.000 euros en hacer las réplicas y ahora están en un almacén»
1870. Unos obreros que trabajan en las obras del ferrocarril en Ujo encuentran una lápida que los hace viajar dos siglos atrás en la Historia, ... directos a la Asturias romana. Un ara votiva en la que Lucio Corona Severo y su esposa, Octavia Procula, dejaron escrito:«Lucio Corona Severo, soldado de la Legión VII Gemina en la centuria de los Vetios, y su esposa, Octavia Procula, ofrecieron el voto, libremente, por el favor recibido».
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Yla sorpresa se completaría algunos años más tarde, allá por 1919, cuando, en las mismas excavaciones de la Compañía de los Ferrocarriles del Norte de España, en terrenos del castañedo del conde de Canalejas, se hallaron dos lápidas más en las que aparece el mismo personaje:Gaio Sulpicio 'el Africano'.
«Una de ellas es también un ara votiva que le dedica a un dios indígena ástur, llamado Nimmedo Seddiago, o Aseddiago según algunos autores, en agradecimiento por haber hecho regresar con vida a un familiar, posiblemente a su padre», cuenta Gabriel Hernando 'Pope', uno de los vecinos de la localidad mierense que ahora se ha propuesto devolverle parte de su esplendor romano. «Yla otra es una estela funeraria que le dedica a su antepasado Gaio Sulpicio Ursulo para honrar su memoria», añade Hernando, quien detalla que, en ella, «aparece todo el Cursus Honorum (hoja de servicio) de este destacado militar que llegó a estar en la guardia pretoriana y que fue nada menos que prefecto de los Symmachiarii astures en las guerras de la Dacia».
Pero la historia es caprichosa y, tras varias idas y venidas, las tres lápidas fueron a parar al Museo Arqueológico, donde se exponen para deleite de todos los asturianos. «Yallí es donde deben estar», asegura la historiadora Amelia Cachero, que, sin embargo, hace unos meses consiguió junto a sus vecinos y al concejal de Cultura mierense, Juan Ponte, «que la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Principado encargase unas réplicas que costaron casi 10.000 euros para colocarlas muy cerca del lugar donde las lápidas fueron encontradas». Unas réplicas que llevan meses durmiendo el sueño de los justos «a la espera de un proyecto que permita ubicarlas allí. 2.000 años de Historia nos contemplan. El único problema es que están en un almacén del Arqueológico y deben volver a Ujo», reclama este grupo, que aguarda una respuesta de la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Mieres.
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«Queremos ponerlas cerca de donde aparecieron porque mucha gente ni siquiera sabe que existen y, además de potenciar culturalmente el pueblo, sería un buen reclamo para el turismo en pleno Camino de Santiago», argumentan estos enamorados de Ujo, encrucijada de los caminos que venían desde la Meseta. Y de ahí que los romanos lo bautizasen como Ustium u Ostium, que puede traducirse como puerta.
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