Ajo y agua

Julio se fue y algunos parece que habrían deseado que nunca se supiera, quizá él también, pero en lo que a mí me atañe escribí y escribo por una persona que pese a ser una especie de viejo gruñón dejó su impronta musical no sólo en Asturias sino también en el resto de España, y a quien personalmente tenía afecto.

No hay que olvidar su triunfo en el Festival de Alcobendas con una canción, que después popularizaría aún más Mayra Gómez Kemp, de título 'No te dejan nacer'. Con el tiempo esta canción, que abogaba por el respeto a los no nacidos, dejó de gustarle, quizá por los derroteros de esta sociedad, y para mí fue un error como tantos de los que cometemos a lo largo de una vida, y hubiera sido mejor decir aquello de 'a lo hecho pecho'.

Cuando empezaba a despuntar en Madrid decidió volver a Asturias, la verdad que nunca me explicó el porqué, y es probable que sea algo que tenga esta tierra del norte, esa señardá difícil de entender.

Y digo esto porque a René de Coupaud le pasó lo mismo 4 ó 5 años después. Triunfaba como músico y arreglista para los cantantes más destacados, era el teclista de Alcatraz, una de las bandas más respetadas del país, y un buen día dijo: 'Se acabó, me vuelvo a casa'.

Julio volvió a casa, y haciendo cosas muy interesantes, como el álbum 'Esparabanes', siguió en la música de manera intermitente y cuando muchos esperábamos algo nuevo e interesante dio otra espantada y se fue, ésta vez, Dios sabe a dónde.

Adiós Julio, ahora que estás debajo del Horro, ojalá sigamos la canción en la que decías: 'A la xente xoven voy dar un conseyu pa que nun yos pase lo mesmo que a mi. Que xuenten les manes e na mesma xerá si quieren ser llibres dientro'l su país'. Y si a alguno no le gustan tus canciones, como a otros mis escritos: 'Ajo y agua'.