El Jovellanos se rinde a Sánchez Gijón
La actriz triunfa con 'La vuelta de Nora. Casa de muñecas 2' en un teatro abarrotado | La continuación del clásico de Ibsen, con la libertad de las mujeres por bandera, hizo estallar al público en aplausos
DIEGO MEDRANO
GIJÓN.
Domingo, 21 de octubre 2018, 02:25
'Casa de muñecas', el clásico de Ibsen, tiene su continuación en Lucas Hnath y 'La vuelta de Nora. Casa de muñecas 2', a cargo de Trasgo Producciones, que ayer pudo verse en un Teatro Jovellanos abarrotado. Bajo la dirección de Andrés Lima: Aitana Sánchez Gijón, Roberto Enríquez, María Isabel Díaz y Camila Viyuela.
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La obra comienza con una llamada a la puerta, la misma puerta que Nora cerró de un portazo quince años atrás, justo antes de que cayera el telón. Nora vuelve a casa, la acción es caos emocional, y así, tras abandonar casa, marido, hijos y niñera, la protagonista es hoy una exitosa y popular escritora feminista. El motivo de su vuelta es formalizar los papeles de su divorcio, para los que necesita la firma de su exmarido, Torvald. Pero Nora, durante el transcurso de la obra, es cuestionada sobre sus actos.
La obra brilla en una puesta en escena anacrónica, ambientada a principios del siglo XX y con los problemas de la mujer contemporánea en su lucha por ocupar un lugar dentro de la sociedad, al margen de matrimonio y maternidad.
La escena se bate en la esgrima del lenguaje contemporáneo, los personajes se expresan bajo el terremoto emocional que supone el retorno de Nora al hogar. La escenografía juega con la casa, la luminosidad y un duelo de personajes. Todo un ajuste de cuentas.
El vestuario transita entre lo antiguo y lo moderno, un contraste que llama poderosamente la atención. Al igual que el que se establece entre Torvald, también personaje principal, marido de Nora, que cae en un infierno personal debido al abandono, toca fondo, toma una fatal decisión mientras reivindica y busca su nuevo rol. Nora se mantiene firme, quiere el divorcio.
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Verbo kamikaze
El reto o desafío de Lucas Hnath es su misma juventud: hijo de su tiempo e inserto en el presente no tiene miedo a plantarle cara a Ibsen en un desenlace donde lo intrépido o inesperado es quien gobierna las vidas minúsculas, el pasado mismo de los personajes. No todo es razón sino sensación, por eso el verbo es kamikaze y la salida siempre inesperada.
El drama tiene su punto álgido: Nora no va a ocupar el sitio que busca hasta que Torvald ocupe también otro lugar. Despojar, de algún modo, a Torvald de su rol de liderazgo. Nora no es la muñequita de Ibsen, en voz baja, todo lo contrario, el reto de la función es hablar de la libertad de ser feliz de manera individual y también de modo social, en esa contradicción o lucha de contrarios. Ella, a nivel privado, no es la misma que en su entorno familiar, y cuanto más piensa en voz alta, más se convierte en otra persona, que es en definitiva quien lucha por su otro lugar en el mundo.
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'Casa de muñecas 2' planea también sobre la identidad, la elección como lujo y un presente regido siempre por el pasado mal solucionado. La huida de Nora, expresada por cada uno de los personajes a su modo, se hace soluble, se diluye en el conflicto de otra identidad individual social solo conseguida debido al paso del tiempo y al haber estado lejos, en igual medida, de todo aquello que se esperaba de nosotros.
Apoteósico final con una enorme Aitana Sánchez Gijón atravesando el patio de butacas y con su personaje renunciando a lo que tenía, dejándolo todo atrás, deseando ser libre. El público estalló en aplausos y obligó a saludar en varias ocasiones con la libertad de las mujeres como trasunto.
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