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Rosa María Calaf, ayer, durante su entrevista para EL COMERCIO en el Hotel Asturias de Gión. josé simal

«En los extremos el bien nunca es común»

rosa maría calaf | periodista ·

La veterana corresponsal ofreció ayer en el Antiguo Instituto una conferencia y el domingo estará en el Encuentro de Escritores

Pablo Antón Marín Estrada

Jueves, 1 de diciembre 2022

Cuatro décadas informando para TVE desde todos los focos de interés mundial y una credibilidad ganada con el rigor de su trabajo avalan a Rosa ... María Calaf. Jubilada desde hace diez años sigue muy activa en su compromiso con la veracidad. Ayer daba una conferencia en el Antiguo Instituto de Gijón organizada por la Coordinadora de ONGD del Principado de Asturias (CODOPA) y el domingo participará en el V Congreso de Escritores que organiza la Asociación de Escritores Noveles.

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-El título de su charla: 'Contar la verdad en tiempos de desinformacion', ¿es el reto del periodismo?

-Sin duda. Debe dar a la ciudadanía elementos de conocimiento con el rigor y la independencia que permitan asegurar la calidad informativa. Para ello se necesitan recursos, tiempo, formación y nada de eso se valora, prima la inmediatez, la brevedad, el impacto, que está bien acompañado del rigor, si no, no sirve para nada y es muy dañino.

-¿Qué se puede hacer?

-La única solución es la educación, cuanto antes mejor, para que se entienda la importancia de estar bien informado y cómo hacerlo, aprender a discriminar lo tóxico de lo que no lo es. Hace falta voluntad y exigir como ciudadanos que haya un control de la información.

-¿En qué sentido?

-En este momento hay una ofensiva de determinados poderes económicos y políticos contra el periodismo riguroso e independiente porque molesta y en lugar de garantizarlo y protegerlo se desprestigia y se mina. Se lanza el mensaje de que es un enemigo publico. La ciudadanía está indefensa sin esa formación a la que aludía. Hay que alertar de que está pasando eso y de que el ciudadano también tiene una responsabilidad ante ello.

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-¿Internet es la mayor barra libre del amarillismo, la propaganda y la desinformación mediante bulos?

-El buen periodismo y el malo han existido siempre, como la voluntad de determinados intereses en el objetivo de servicio del periodismo o los bulos, pero ahora contamos con la tecnología en su utilización perversa. Si se usa con fines positivos es magnifica, tenemos acceso a datos, a comprobación de los mismos, conocimiento de todo lo que queramos, pero si se utiliza con fines negativos, la misma fuerza la tiene para lo contrario, para desconocimiento, alejamiento, anticohesión, lenguaje del odio. Hay una posibilidad más eficaz para que todo eso se difunda y de que tenga una amplitud. Por eso es necesario transmitir al ciudadano de la necesidad de que haga un esfuerzo para aprender a informarse en medio de esa maraña.

-En las guerras actuales ¿la verdad es más que nunca la primera baja?

-La guerra de Ucrania es un ejemplo. Ya no es que se mate solo con balas, se puede matar también con desinformación, el manejo de los mercados, hay muchas herramientas cada vez más perfeccionadas para ganar una contienda.

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-¿Qué más tiene esta guerra?

-Es evidente que los juegos de poder geoestratégico están volviendo a disputarse en terreno de otros como en la guerra fría. En este caso la responsabilidad criminal de Putin es obvia pero... ¿Cómo se ha llegado aquí? Hay una responsabilidad de Estados Unidos, Europa, China. Se han perdido oportunidades de crear un sistema de cohesión internacional diferente. No es un conflicto de blanco y negro, hay que ver el tablero completo.

-Otra batalla en la que usted siempre se ha implicado, la del feminismo y la igualdad, ¿ha dado un paso atrás?

-Lo ha dado en todo el mundo. Es tremendo que en pleno siglo XXI tengamos que seguir explicando que el feminismo no es contra nadie sino a favor de todos, pero no es nuevo: siempre que hay un avance en derechos se sienten agredidos quienes defienden sus privilegios y tratan de dividir y desacreditar la fuerza de esos avances.

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-¿Cómo interpreta la tensión que vemos en el parlamento?

-Eso no tiene nombre, en lugar de la gestión del bien público como representantes de la ciudadanía, vemos a quienes defienden su espacio de poder no con ideas y argumentos sino con la destrucción personal del que está enfrente. Los extremismos lo que han conseguido siempre es enfrentar a las sociedades explicando los problemas en blanco y negro. Lo vemos no solo aquí, en Italia, Estados Unidos, hay una tendencia en dividir los países porque se considera bien común el del grupo al que perteneces y cuando está en el extremo el bien nunca es común.

-Estos días vemos al ministro Marlaska en una situación comprometida a causa de los vídeos de la valla de Melilla. Si ha habido una ocultación de la verdad, ¿sería más grave que algo así ocurra en un país democrático? En tal caso ¿cree que debería dimitir?

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-He dicho más de una vez que me dan más miedo las democracias que vacían de contenido ese concepto que las dictaduras evidentes, porque ahí sabes cómo rigen los mecanismos para obtener algo en claro. Si la calidad democrática desciende, también la informativa. En este caso concreto no tengo los elementos para poder opinar y por tanto no lo haré, pero si el ejemplo sirve para otros casos, si en una sociedad democrática hay una evidencia de manipulación informativa el responsable -sea político o una empresa periodística- es obvio que no está cumpliendo con su servicio. La política es la gestión de la cosa pública, los derechos de la ciudadanía y si se ataca ese principio es evidente que no estás haciendo lo que debes. La consecuencia también debería ser que esa persona no fuera votada y en España hemos visto que se ha votado a políticos juzgados por malversación o por otros asuntos. Eso significa una sociedad con los valores muy trastocados. Si no hay una sanción social con las conductas ilegítimas algo pasa que habría que cambiar.

-El próximo domingo estará en el V Congreso de Escritores para hablar de periodismo literario ¿Lo hay o sería una contradicción en términos?

-Yo lo llamaría periodismo narrativo y creo que es necesariamente complementario porque es esa manera de entrar en otros rincones para los que la información pura y dura no tiene tiempo y sin ellos a veces es difícil entender el foco. La información cada vez es más de impacto, menos reflexiva y analítica, se deja por el camino muchos elementos para entender qué está pasando. Por tanto es muy necesario completar los flashes informativos con esa parte que te aporta un mayor conocimiento.

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-Por cierto, muchos seguidores de su trabajo siguen esperando un libro suyo ¿lo habrá?

-Me lo han pedido todas las editoriales y con propuestas muy generosas, pero a mí escribir me da mucho respeto y me tendría que parar, yo no quiero. Me gusta esta otra primera línea en la que estoy con la defensa del periodismo, temas de igualdad, derechos humanos y en contacto con la gente. Si me comprometiese con un libro sería un tiempo largo que me tengo que parar. Tampoco tengo deseo de legado para la posteridad ni nada de eso. Llevo diez años así, y esto es de ida y vuelta, recibo también mucho. Prefiero el contacto directo mirando a la cara y a los ojos las personas.

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