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Lucille Chung, en la sala de Cámara del Auditorio Príncipe Felipe. Pablo Nosti

Lucille Chung, un impecable y brillante estreno

La pianista canadiense protagonizó el primer concierto del I Festival de Piano Joaquín Achúcarro, con obras de Schumann, Ligeti y Liszt

Antonio Hedrera

Lunes, 22 de septiembre 2025, 23:22

Inaugurar un festival es siempre motivo de ilusión, y más cuando lleva el nombre de Joaquín Achúcarro, maestro universal del piano y referente indiscutible de ... varias generaciones. Esa expectación se respiraba anoche en la sala de cámara del Auditorio Príncipe Felipe, que registró una buena entrada para el primer concierto del ciclo, con la presencia del maestro entre el público. La encargada de abrir esta nueva cita fue la pianista canadiense Lucille Chung, discípula de Achúcarro y directora artística, junto a su marido Alessio Bax, de la Fundación Joaquín Achúcarro, organizadora del Festival en colaboración con la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo y con el patrocinio de la Fundación Reny Picot. Su vicepresidente, Juan Rodríguez Coloma, presentó el concierto y dio paso al propio Achúcarro, que agradeció al público ovetense y, de forma especial, a Janet Kafka, cónsul honoraria en Dallas y fundadora de la fundación que lleva su nombre.

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El programa elegido por Chung reflejó con claridad sus afinidades musicales, destacando su capacidad para trazar con limpieza cada línea melódica. La primera parte se centró en las 'Fantasiestücke' Op.12 de Schumann: ocho 'piezas de fantasía' contrastantes, inspiradas en los escritos de E.T.A. Hoffmann, en las que Chung recorrió desde la ensoñación poética de 'Des Abends' hasta el ímpetu arrebatado de 'Aufschwung' o el carácter casi narrativo del 'Ende vom Lied', evocando el tañido de campanas. Chung desplegó un sonido cuidado y flexible, atento a los matices y a la alternancia entre lo íntimo y lo exaltado, logrando transmitir la dualidad tan característica del universo schumanniano.

El contraste llegó con György Ligeti, autor del que Chung grabó su integral para piano. De su segundo libro de estudios interpretó 'En suspens' y 'Der Zauberlehrling' ('El aprendiz de brujo'), dos piezas de gran dificultad técnica en las que mostró precisión y claridad, resolviendo con seguridad los juegos polirrítmicos y aportando una intensidad que rompió con la atmósfera romántica precedente.

La segunda parte estuvo dedicada íntegramente a Franz Liszt, compositor al que la canadiense consagró un disco en 2018. La monumental 'Sonata en si menor' –dedicada, por cierto, a Schumann– fue el plato fuerte de la velada: una obra de dimensiones sinfónicas que condensa lirismo y virtuosismo en un único movimiento de cuatro secciones sin solución de continuidad. Chung fue capaz, con su lectura técnicamente impecable, de hacer oír cada línea dentro del gran tejido armónico, cuidando las transiciones y manteniendo la tensión dramática hasta el reposo final. El programa se cerró con la brillante 'Paráfrasis de concierto sobre Rigoletto', de carácter más distendido pero igualmente virtuosa, que desató prolongados aplausos recompensados con el delicado preludio Op.11 n.º21 en sí bemol mayor de Alexander Scriabin como propina.

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Con esta primera jornada, el Festival Achúcarro arranca con un sello de calidad que honra el nombre del maestro. Hoy martes, Lucille Chung y Alessio Bax ofrecerán un recital a cuatro manos en el mismo escenario, y mañana será el turno del pianista italiano en solitario para clausurar esta primera edición. Un prometedor comienzo para un festival llamado a convertirse en referencia del ya extenso calendario musical asturiano.

Joaquín Achúcarro y uno de los alumnos del Conservatorio Superior de Música, durante la clase que dio comienzo a la jornada. Pablo Nosti

Una clase magistral sin parangón para dar inicio al certamen

Igual de emocionado que se confesó el genial Joaquín Achúcarro cuando se enteró de que Oviedo preparaba un festival en su honor, se mostró ayer en la capital asturiana el veterano pianista, quien a sus 92 años quiso abrir el certamen de una manera muy especial. Antes de que los conciertos programados tomasen la sala de Cámara del Auditorio Príncipe, él mismo impartió una clase magistral a cuatro alumnos del Conservatorio Superior de Música de Asturias, que estuvo además abierta a un público que disfrutó de la sabiduría del genio.

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