La mano que gobierna la música
Prodigiosa versión del 'Requiem' de Cherubini, dirigida por Marco Antonio García de Paz al frente de Oviedo Filarmonía y El León de Oro
El concierto de ayer, encuadrado dentro del ciclo de los Conciertos del Auditorio de Oviedo, conmemoraba el bicentenario del nacimiento de Anton Bruckner, el ... monumental compositor austriaco. Pero también celebraba el advenimiento al podio sinfónico y el reconocimiento pleno del talento musical de Marco Antonio García de Paz. La proeza de haber conseguido que unos amigos que hace un cuarto de siglo se reunían para cantar en el bar luanquín de El León de Oro llegasen a ser el coro más laureado e internacional de Asturias, se debe al liderazgo de Marco Antonio, a su entusiasmo, sensibilidad y conocimiento. Tanto en la faceta de director coral, como en el quehacer de músico integral, capaz de modelar una sonoridad propia dirigiendo voces e instrumentos. Con muy buena entrada, hubo que lamentar una pequeña incidencia con un teléfono móvil: estuvo sonando una alarma durante todo el 'Santus'. Pese a eso y a algunos problemas con las luces, no hay duda de que fue un concierto sinfónico coral excepcional.
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'La Sinfonía cero' en fa menor de Bruckner, también denominada 'Sinfonía estudio', fue un trabajo académico como final de los cursos de composición, realizados cuando Bruckner era un hombre maduro y un reputado organista. Debido a algunas críticas negativas, la obra quedó en un cajón, fuera del catálogo oficial del compositor. Y, sin embargo, se esconde mucha poesía y ciencia musical en esta obra poco interpretada. Marco Antonio nos la descubrió ayer con su fuerza lírica y sonoridad orgánica.
La colocación de la orquesta era la típica vienesa –contrabajos a la izquierda, violonchelos en el centro–, que reforzaba una sonoridad más compacta. Marco Antonio dirige con las manos, con gestos muy precisos, marcando muy bien las entradas y consiguió unos efectos orquestales notables. Especialmente, fue muy destacado el 'Andante molto' llevado con flexibilidad rítmica y delicadeza en el canto. Oviedo Filarmonía sonó ayer mejor que en los últimos conciertos.
El coro mixto es el protagonista absoluto de la 'Misa de Réquiem' en do menor, de Cherubini. Beethoven consideraba a esta obra un modelo por la combinación de una escritura contrapuntística académica con una expresión prerromántica emotiva y al mismo tiempo noble, como queriendo unir el patetismo y la aflicción de la muerte, con la esperanza y el consuelo. Lo primero a destacar es una sonoridad estereofónica conseguida por la colocación de las cuerdas: sopranos a la izquierda del director, contraltos a la derecha y, en medio, bajos y tenores. El empaste es absoluto, la afinación perfecta, pero lo más atractivo es esa fluidez del discurso musical llevado con sutileza y de una manera muy comunicativa. Muy contrastante en las dinámicas, desde pianísimos que se oían perfectamente pero muy delicados a intensidades fuertes, que traducían ese sentimiento de rabia y de protesta o de majestuosidad. La orquesta acompañó muy bien al coro, dando como resultado un gran concierto sinfónico coral protagonizado por intérpretes vinculados a Asturias.
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