Caprichos para el gusto en Metrópoli

No son las estrellas ni los invitados famosos de los festivales, pero algunos tienen fans tan fieles como Enol, Fangoria o Álvaro de Luna y sin ellos eventos como Metrópoli no serían lo mismo. Hablamos naturalmente de los que dan de comer al hambriento, de beber a quien tiene la garganta seca o necesita un pequeño estímulo para seguir la fiesta y de satisfacer el capricho personal que nos llama al pasar desde un puesto del mercadillo.

De todos los sectores, en el de los negocios que van sobre ruedas, es decir, los puestos de comida ambulantes conocidos como food trucks, el de David Mura va también sobre pedales: La Cafetleta, porque lo suyo es preparar cafés de toda clase. Una bandera de Cerdeña proclama orgullosa la cuna de este veterano hostelero de Cagliari que –él mismo lo cuenta– un día se cansó de trabajar entre cuatro paredes y se montó su propia cafetería itinerante. «Siempre me gustó la hostelería, pero llevaba años harto de estar todos los días en una cárcel. Una vez vi algo parecido a esto en un festival en Londres y me decidí. Ahora soy más feliz», asegura.

Otro profesional de la hostelería aventurado en el universo food trucks es Pepo Martínez. Regenta con su socio Mariano Mier el restaurante de fusión oriental Yanik en Avilés y este año se han animado a emprender su versión abreviada y ambulante. Solo han tenido que invertir el nombre para transformarse en Kinay Wok. Su propuesta es el udón (fideos) con verduras como base y los ingredientes a gusto del cliente: pollo, langostinos o heura (para veganos). «Pensamos que podía ser atractivo ofrecer algo distinto a lo habitual y también una alternativa para el público vegano. De momento la gente está respondiendo», afirma el avilesino.

También ha desdoblado su marca en formato ambulante, Güelito's Burger, una hamburguesería creada en Oviedo por Kevin Chebaux, que combina la creatividad con precios asequibles y que en su versión festivalera gobierna su madre, Geli Tomás. «El propio Kevin adaptó la caravana y nuestra baza es pensar en la juventud que no anda sobrada de dinero», revela la responsable del puesto.

Y están los clásicos donde los haya, veteranos desde Metrópoli en su primera edición y con experiencia emprendedora de mucho antes en eventos como la Feria de Muestras, son los once puestos de comida de todo tipo: bocatas de calamares y otras especialidades, chilos, hamburguesas, perritos calientes, pizzas, gofres, helados, patatas fritas con ingredientes a elegir, etc... que despliega la empresa Charda Panrís Eventos. La encargada, Andrea Suárez, revela orgullosa la plantilla de 48 trabajadores que se reparten en distintos turnos durante el horario del festival. Las mejores credenciales del conjunto de los puestos, igualmente los precios asequibles y sobre todo el conocimiento de la marca y de lo que ofrecen desde hace tantos años. «Dar un buen servicio a los clientes es la premisa que nos mueve», apunta su responsable. Tendrán un verano movido: Boombastic, Tsunami, Feria de Muestras y Cometcom: «Después nos tocan vacaciones, quince días bien majos», apostilla.

En la otra zona comercial, la del mercadillo también hay veteranos y recién llegados. Entre los primeros, Jonathan García, de la tienda gijonesa de coleccionismo 80mil90: «En eventos como Metrópoli solemos traer una selección pensando en el perfil del público, especialmente en el de Comic Com, que es cuando para nosotros llega el mayor pico de ventas, también hay días de jueves a domingo, lo que más. Es un perfil muy variado el de la gente que viene a nuestro puesto: desde gente mayor, abuelos a sus nietos, aunque en la Comic Com, la gente joven es la que predomina», explica rodeado de muñequitos play mobil, lego, funko y de universos similares.

Debutantes, Mr. Rancio, un ilustrador barcelonés afincado en Mieres con miles de seguidores y su socia Verónica Aldecoa. Camisetas, bambas, zapatos, mochilas, monopatines con diseño exclusivo o personalizado es su oferta. Cerca, Agustín Moré vende réplicas en miniatura de guitarras famosas de B.B.King a Camarón. «Es mi primer festival, voy más a mercados medievales. Esto gusta más ahí». Otra sorpresa más de las muchas de Metrópoli.

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