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Fernando Ruiz en la redacción de EL COMERCIO. CAROLINA SANTOS

La voz de la tonada que nunca canta

Fernando Ruiz. El presentador del concurso de Canción Asturiana de EL COMERCIO durante las tres últimas décadas y guardián incansable de la tradición asturiana será homenajeado en el Auditorio de Siero

Aida Collado

Gijón

Sábado, 2 de octubre 2021, 22:10

No deja de ser curioso que una de las voces más importantes de la tonada nunca haya cantado. Ha dedicado Fernando Ruiz sus cuerdas vocales, ... su tiempo, su cuerpo y su alma a difundir la tradición asturiana, antes incluso de darse cuenta de que su afición servía para cubrir una imperiosa necesidad que él ha abrazado como obligación: conservar el legado de todos. Y por ello AICA (la asociación de intérpretes) le rendirá homenaje hoy, a las 19 horas, en el Auditorio de Pola de Siero, con motivo del XXXI Día de la Canción Asturiana. Y por ello, también, es deber y, por qué ocultarlo, deseo de este periódico glosar la figura de uno de sus más fieles colaboradores. De un hombre imprescindible en la divulgación de la tonada como parte del ADN de Asturias. De quien, durante casi tres décadas, ha sido la cara amable del concurso impulsado por EL COMERCIO. Pero no se puede explicar quién es Fernando Ruiz (nacido en la calle San Luis de Gijón, en 1934) sin entender antes quién fue Josefina Fernández, su madre.

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Del momento en que Fernando llegó al mundo y de sus primeros años de vida, se hacen cargo. «Cuando tenía dos años, en el 36, nos mudamos a la calle 4 Coto San Nicolás, hoy Usandizaga, porque estaba cerca de un refugio», cuenta. Pero ni los atronadores aviones ni el miedo a las bombas ni tanta oscuridad -que Fernando, que es luz, no recuerda sin entender por qué- consiguieron ensombrecer la naturaleza artística de Josefina, procedente de una familia folclórica, donde antes habían nacido cantantes, gaiteros y bailadores.

Tras la guerra, para sobrevivir, ella bajaba de vez en cuando a León y compraba harina para vender después pan blanco. Un cotizado alimento que Fernando la ayudaba a despachar en la plaza. Y para vivir, sin 'sobre' delante, recorría como actriz y cantante las asociaciones culturales de la ciudad. Antes de convertirse en campeona de Canción Asturiana en el salón Babel de Oviedo, en 1948, Josefina actuaba con Los Mariñanes. Y con ella, cada fin de semana, Fernando recorría Asturias. Así ocurrió. Así ligó su vida al folclore, cuando en 1945, al 'Mariñán', César Ordieres, se le ocurrió emparejar a esi guaje que siempre les acompañaba con su sobrina y enseñarles a bailar. En medio suspiro, ya estaban subidos al escenario como parte del elenco. Desde entonces, Fernando, con apenas nueve años, y Libertad Villazón fueron pareja artística.

«Una operación mal hecha» se llevó a Josefina con solo 40 años. Y lo que aquel niño que la adoraba es capaz de articular hoy, cerca de los 87, al recordarlo, explica muchas cosas de la que después fue su vida: «No quedó nada grabado. No tengo su voz. Quedó mucho escrito de ella, quienes la conocieron siempre la recordaron como una gran campeona, como algo único. Pero de aquella no se grababa nada...».

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Desde entonces, Ruiz siempre ha sido, en su afán por dejar constancia de todos aquellos que han tejido la tradición asturiana, un gran coleccionista. Uno que se ha quedado «algo desnudo», al trasladar sus preciadas posesiones al Muséu del Pueblu d'Asturies, «porque conmigo no teníen más recorrido».

Mucho más que un observador

Pero su papel no es el de un mero testigo. No hay páginas en esta edición de domingo para enumerar los grupos folclóricos de los que ha tomado parte desde que Coros y Danzas de la Sección Femenina de Gijón se convirtiese en grupo mixto y ganase, en aquellas primeras filas del año 1951, a Fernando para la causa. Alborada, La Amistad de Cenero, el del Centro Asturiano de la Habana, el Excelsior de la Pedrera, el Xolgoriu de Roces no fueron ni las primeras ni las últimas formaciones a las que perteneció. También sería delito omitir su aportación al teatro asturiano, a través de los grupos Clara Ferrer, Traslluz o La Páxara pinta. O su paso por tantas asociaciones llamadas a abrillantar la cultura asturiana. Ni su papel como organizador y presentador de todos los xareos que a alguien se le ocurrían y que él, en vez de pensar en el cómo, convertía en realidad sin más herramienta que el tesón.

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Ese era el hombre cargado de energía que conoció el fotógrafo José Carlos Caicoya, alma mater del Concurso de Canción Asturiana de EL COMERCIO. El hombre al que ofreció sin dudar el papel de presentador que habían ostentado del 76 al 79 Manolo Delgado y del 81 al 92 Martín Prado. El hombre, también, que se convirtió en pilar imprescindible del certamen y en la espalda que lo sostuvo cuando a Caicoya comenzaron a fallarle las fuerzas. El que lo mantuvo en pie tras su muerte. El mismo al que hoy, la Asociación de Intérpretes de Canción Asturiana le rinde en Siero un «merecidísimo» homenaje y del que, apunta su presidente José María Montes, «no creo que haya nadie en el mundo que pueda decir nada malo». Una persona «entrañable», que hoy volverá a agradecer los aplausos de aquellos que comparten su pasión. Recibirá el mismo reconocimiento -el correspondiente a 2020, año en el que el coronavirus impidió la celebración de la gala- el cantante Vital Noval Álvarez (a título póstumo). Y recogerán el premio de este 2021 Jesusa Álvarez (Chucha de Nembra) y la Fundación Municipal de Cultura de Siero. Será una fiesta en la que cantará el trío Llocántaru, los gaiteros Víctor Manuel y Álvaro Álvarez y los intérpretes Lorena Corripio, Luisa Martínez, Avelino Corte, Ismael Tomás, Liliana Castañón, Mari Luz Cristóbal, Luis Estrada, Jorge Tuya, el Che de Cabaños, Lolo Cabranes y el monologuista Pin de la Cotoya, además del grupo de teatro La páxara pinta.

Una fiesta para los amantes de la tradición asturiana. Para Fernando Ruiz, una gran familia que le adora, como lo hacen su mujer María de los Ángeles Berán y sus sobrinos. Es curioso, sí, que una de las voces más importantes de la tonada nunca haya cantado. Aunque también lo es que, pese a no haber tenido hijos, sume una legión de nietos. Tantos como redactores destinados al concurso de tonada ha tenido esta casa.

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