'Nueve meses' para dar a luz a un bebé teatral y real

El juego de palabras está servido: se anuncia bombazo teatral este jueves en el Jovellanos de la mano de Carmela Romero, que con bombo de siete meses se sube a escena para hablar de alegrías, penas y desmanes de este periodo de la vida. ¿Pero qué fue primero el embrión real o la idea teatral? «Primero fue el embarazo. En el primer trimestre, las embarazadas lo podrán confirmar, se tiene mucho insomnio, y yo me pasé muchos días mirando al techo; los que somos creativos nos ponemos a darle vueltas al coco y entonces concurrieron dos factores, que estaba preparando una producción que no se podía hacer por asuntos burocrátricos y como estaba embarazada y salía de cuentas en abril, pensé que marzo podía ser un buen mes para sacar bolos, así que engañé a Laura Iglesia y nos pusimos manos a la obra», relata Carmela Romero.

Son ambas dos quienes firman la dramaturgia, fruto de un trabajo conjunto en los ensayos en el que fueron surgiendo las peripecias que habrían de contar, siempre con un tono de humor pero dejando su hilo de trascendencia, de reflexión. «El espectáculo es en clave ligera, no es dramático, pero tiene un punto filosófico que nos gustaba mucho darle, porque yo encuentro similitud entre la muerte y el nacimiento, es un transitar de un lugar a otro en el que no sabemos a dónde vamos ni de dónde venimos, es un cambio de estado, de llegar aquí e irnos a otro sitio», reflexiona Carmela, que está sola en el escenario aunque no del todo. Ella da vida a los distintos personajes que salen a escena, pero también su abuela y su hija Carolina están con ella de una u otra forma. Además, Verónica R. Galán ejecutará en directo la música, que ha compuesto expresamente para la ocasión, sirviéndose de teclado, percusión y algo de voz: «Digamos que va acompañando el alma del espectáculo conmigo», explica la actriz protagonista, que tendrá también a su alrededor proyecciones que han sido grabadas mirando al agua del mar y también al de Talasoponiente, donde se han realizado grabaciones. «El elemento agua está muy vinculado al embarazo, el bebé nadando en líquido amniótico», relata Carmela Romero, y explica que han querido que esa presencia arropara ese viaje por situaciones y sensaciones de mujeres embarazadas. «Yo hago diferentes personajes, todo mujeres embarazadas con distintas casuísticas, la que está más contenta, la que le pilla de sorpresa... Hablamos de la espera, nos preguntamos por qué nos pasamos la vida esperando cuando a veces hay que hacer más, tiene ese punto de reflexión y una cosa nos lleva a la otra, de la espera del embarazo a la vida que pasa, indagamos también sobre esperar el momento ideal para el embarazo y si existe ese momento», afirma.

Está contenta con el trabajo realizado y eso que los nervios del estreno están ahí, como las ganas de contar todo lo que se cuenta, que se adentra, asimismo, en cómo era la crianza cincuenta años atrás, cómo es hoy. Se plantea, incluso, la duda de si existe realmente la conciliación. Son muchos los melones que se abren en una función que pone humor a asuntos muy serios. «También metemos el dedo en el ojo violencia obstétrica que aún sufrimos muchas embarazadas», advierte Carmela, que subraya cómo un momento tan ilusionante como el de ser madre se topa con trances duros de tragar: «A veces parece que todo lo haces mal, te hablan como si fueras una niña pequeña y te hacen sentir mal», resume.

Son 65 minutos que a todos nos apelan y que a Carmela le tocan de una manera especial. Sale de cuentas en abril esta actriz y productora que narrará qué sucede desde que se conoce el embarazo hasta el momento de dar a luz con diferentes miradas. Este bebé creativo ha sido para ella un disfrute total que se ha ido gestando a fuego lento y que tiene ya, además del Jovellanos, otros escenarios en los que ver la luz. «En marzo vamos a estar en Pravia, en Llanera, en Pola de Lena y en Gijón Sur», anuncia. Cuando nazca Darío y el bombo desaparezca es un misterio si continuarán las funciones. De momento, solo cabe concentrarse en los dos nacimientos que están por llegar.

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