'¡Vuelve Raffaella!' con teatro, humor y música

Eso sostiene Laura Iglesia, que es la autora y directora de este cóctel cómico en el que también ejerce como actriz y que sube a las tablas a Luis Alija, Arantxa F. Ramos, Félix Corcuera, Nerea Vázquez, Carlos Dávila y Pedro Durán. «Hay un componente autobiográfico en esta obra. Yo soy súper fan de Raffaella desde mi más tierna infancia, fue mi primer amor junto con Miguel Bosé, así que cuando murió pensé en hacer un espectáculo donde ella tuviera mucha presencia», relata Iglesia, que subraya que ante todo es un enredo cómico tan lúdico y mágico como descabellado: «Se van a reunir un grupo de amigos y como son muy fans de Raffaella quieren tematizar la fiesta, que es la Nochevieja de 2021 a 2022, después de su muerte. Estudiaron juntos, se conocen desde chavales, rondan los cuarenta y pocos, a todos ellos les encanta Raffaella y todos recuerdan sus programas de televisión y la tienen en un pedestal, de modo que lo que hace el anfitrión de la fiesta es contratar a un medium para hacer ouija e invocarla, aspiran a tener un contacto paranormal con ella», revela. Pero sucede que no sale bien esa conexión con el más allá y es otro espíritu también muy musical y bailón el que aparece en esa fiesta. Y no solo él. Van apareciendo por el apartamento donde discurre la acción en tiempo real y mientras se comen las uvas, bailan y cantan en el karaoke, muchos asuntos que tienen que ver con la relación de la pandilla, que incluye a una abogada embarazadísima de nueve meses y su modosito marido, a un sinvergüenza encantador, un anfitrión con los modos de Boris Izaguirre y su enrollada madre y la directora de un museo de arte contemporáneo. Y junto a ellos, las cuitas del pasado y del presente: «Van surgiendo imprevistos con los sustos paranormales y el alcohol y vamos enterándonos de las tramas y subtramas que hay entre ellos, sus líos y sus relaciones, qué sucedió en el pasado», explica Iglesia.

No faltará la música de Raffaella, con la voz de la diva italiana sonando de forma transversal durante todo el montaje, en el que nuestros protagonistas, como en toda fiesta que se precie, cantan y bailan. «Raffaella suena mucho, pero no es un musical», aclara Iglesia. Es una fiesta de Nochevieja en la que el cotillón, eso sí, incluye pelucas rubias. «Desde que la puerta de ese apartamento se abre es una comedia loca, muy divertida, con situaciones rocambolescas», afirma Iglesia, que garantiza el brío, el ritmo y las risas.

Desde las navidades pasadas se está gestando este proyecto que cuenta con la colaboración de Pablo Dávila en las coreografías, vestuario de Azucena Rico y escenografía de Nuria Trabanco, que ha creado un apartamento muy almodovariano para la ocasión.

Tras el estreno de Gijón, la obra se podrá ver en Pravia, Pola de Lena y Mieres, entre otras localidades asturianas. «Yo creo que la gente se lo va a pasar muy bien, es un fiestón», concluye la directora del montaje.

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