Luis Enrique: rebelde, directo, amado y odiado a partes iguales
Finalista. Tres técnicos que dirigieron al Luis Enrique futbolista lo definen como «un crack, un entrenador de carácter, muy claro, muy directo, que no oculta nunca nada»
Entrenador, y antes futbolista, de rebeldía, amado y odiado a partes iguales, la final de la Champions del día 31 de mayo supone para este gijonudo, asturiano y muy español el reto total. Uno más. Como antes fue correr el Marathon des Sables –la prueba más peligrosa del mundo debido al implacable clima desértico, tormentas de arena y desniveles de hasta 300 metros–, bajar de cuarenta minutos en 10.000 metros, y 'volar' por debajo de tres horas un maratón entre el mármol renacentista de Florencia.
Luis Enrique se siente como un cazador entre fieras. De verbo fácil, capaz de hablar ante el micro horas sin papeles y con un humor mordaz, no es un entrenador al uso. «El técnico que más me enseñó y del que guardo más referencias es de Van Gaal, aunque ahora las cosas ahora se hacen muy diferentes», decía en un vídeo difundido por el Comité de Entrenadores de la Federación Española.
Hijo de Luis y Nely, aquel niño de la avenida de Portugal dio sus primeras patadas al balón en el colegio Julián Gómez Elisburu y se proclamó campeón de Asturias con la camiseta de Xeitosa, de la mano de José María Fernández de Brito, el primer entrenador que reunió a Luis Enrique y Abelardo. «Es un técnico que transmite todo lo que lleva dentro, que se ha forjado a través del esfuerzo y del trabajo, muy recto y que le gusta que las cosas se tomen con seriedad», comenta la persona con la que empezó todo.
El titular del banquillo del PSG es detallista al máximo: controla exhaustivamente su alimentación, vigila su peso... «Pero a quien habría seguido hasta el fin del mundo, por su cualidad de convencer al jugador, es a Javi Clemente, sin duda. Por él me habría tirado por un puente y sin preguntar. Me habría tirado sonriendo por la confianza que transmitía», aseguraba entonces Luis Enrique, que en 2008, cuatro temporadas después de colgar las botas de futbolista, adoptó el rol de entrenador al asumir la responsabilidad del banquillo del filial del Barcelona.
«Es mi amigo, pero, además de serlo, es un crack, un tío que es muy buen entrenador. Siempre estaré con él», dice Javier Clemente, que aún mantiene vivo el recuerdo de aquellos cuartos del Mundial 94 cuando el colegiado no vio el tremendo codazo de Tassotti a Luis Enrique que fracturó la nariz del, por entonces, jugador del Madrid, del que destaca su «temperamento». «Es un técnico de carácter, muy claro, muy directo. No oculta nunca nada. Cuando está contento o le parece bien una cosa, lo dice y, cuando no, también».
Seducción
Luis Enrique ha seducido al aficionado francés. Y no solo por su trabajo en el PSG, clasificado ya para esa final de Múnich, sino también por esa personalidad rebelde, que transmite y de la que ya hacía gala desde sus inicios como futbolista. «Podríamos hablar de que es cosa de la fortuna, pero, no. Lo ha demostrado siempre en todos los equipos en los que ha estado», explica De Brito, que ha mantenido un contacto fluido con el técnico desde su etapa de futbolista a la de ahora como entrenador. «Hablamos cada poco, es como hacerlo de cualquiera de mis hijos», añade el del Xeitosa.
El tiempo le ha dado la razón también en el PSG. Cuando llegó a la capital francesa se encontró un vestuario lleno de 'nombres'. Los de Ibrahimovic, Messi, Neymar y Mbappé, por ejemplo, que eclipsaban el ideario de Luis Enrique. Cuando el francés hizo las maletas rumbo a Madrid, el técnico gijonés afirmó que el equipo jugaría mejor sin él. Una declaración, cuanto menos, provocadora. Y eso que los inicios no fueron, ni muchos menos, sencillos.
«Cualquier entrenador lo que quiere es que el equipo trabaje como eso, como un equipo. Si hay que sacrificarse, que lo hagan todos», explica Carlos García Cuervo, extécnico del Sporting, donde lo tuvo a sus órdenes. «Una cosa es lo que aparenta por fuera y otra cosa cómo es luego por dentro. Cuando yo lo conocí, no estaba formado en el aspecto físico, porque todavía era un crío. Pero ya tenía su personalidad y su forma de ser. Aquel carácter de Luis Enrique es el que veo reflejado ahora en el Luis Enrique entrenador», añade.
El gijonés desembarcó en París con la modernidad en el bolsillo, defensor de todo lo nuevo, de las tecnologías de la información y rodeado de un staff de confianza. Con todo ello bien agitado, con una plantilla diseñada a su gusto, se ha plantado en la final después de 10 victorias, 5 derrotas y 1 empate.
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