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Imprescindibles en primera línea

Son pioneras, referentes en sus campos, y sienten «como propia la lucha de todas las mujeres» | Lola, Ani y Belinda están acostumbradas a lidiar con la muerte, mientras que Belén ha logrado movilizar a todo un barrio por los más desfavorecidos

Jueves, 7 de marzo 2019, 15:24

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Fue Bertolt Brecht quien escribió:«Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles». Unos versos que el poeta alemán bien podría haber dedicado a 'las imprescindibles', pioneras, referentes en sus respectivos campos y que, además, sienten «como propia la lucha de todas las mujeres».

Ese es el espíritu que mueve a Lola Escudero, coordinadora autonómica de trasplantes y al mando de un equipo de más 150 personas: el que trabaja a sus órdenes en la UCI Polivalente del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), con «entre 32 y 38 camas» ocupadas por pacientes que se debaten «entre la vida y la muerte. Preocupaciones que te llevas a casa, porque es difícil desconectar. Duermes con ellas, les das vueltas en la cabeza... Esto no es un empleo en el que a las tres cierras la oficina y ya está. Trabajas permanentemente», cuenta esta mujer de vocación temprana que empezó a toparse con comentarios machistas cuando decidió especializarse en Medicina Intensiva.

Eran los tiempos en los que en la Facultad ellas todavía eran minoría y, al salir, más de un colega le espetó: «Escudero, ¿pero tú que haces en la UCI si esa es una especialidad de hombres». A lo que ella respondía: «Doctor: ni de hombres ni de mujeres».

«En aquella época, a nosotras siempre nos encasillaban en Pediatría, en Ginecología... Pero, aunque despacio, el progreso sigue su curso y, ahora, especialidades que eran tradicionalmente muy masculinas como Traumatología o Urología se han feminizado completamente», explica la jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos.

Lo que aún no ha cambiado es que «el liderazgo femenino no se acepta tan fácilmente como el masculino». Ypone como ejemplo el propio HUCA, donde «todavía hay muy pocas jefas de servicio» como ella. «Probablemente, porque la mujer ha dedicado gran parte de su tiempo al cuidado. Siempre. Al cuidado de los niños, del marido, de los ancianos... A mí la palabra cuidar me gusta por todo lo que implica de solidaridad, cariño y respeto, pero conciliar trabajo y familia resulta muy complicado».

En su caso –reconoce– tuvo una madre omnipresente, que siempre estuvo ahí: «La primera vez que salí de casa después del parto, mi hija tenía tres meses. Iba a dar un curso en Barcelona que era importante para mí y tuve que dejarla con ella. Y luego estaban las guardias. Mi madre me ayudó mucho a criar a mi hija... Porque, si no tienes un soporte familiar, realmente es muy difícil», admite una mujer que hoy es madre de una MIRlibre e independiente y que mañana saldrá a la calle a manifestarse porque se sabe «privilegiada». Yes que «en la sanidad pública no hay brecha salarial:con la misma categoría, cobras lo mismo que un hombre». Pero no se le escapa que «el techo de cristal existe» ni que «la cultura patriarcal, en la que el hombre ha tenido siempre el poder y un sistema organización muy vertical, que te atraviesa de arriba abajo como un pincho moruno, lo impregna todo».

Doble esfuerzo

Es la misma que golpea de tanto en tanto a la ovetense Anabel 'Ani' Montes, socorrista y patrona de uno de los buques de la ONG catalana Proactiva Open Arms en aguas libias.

Poco importa que Montes –hoy varada en Barcelona por culpa de «trámites legales absurdos» y a la espera de zarpar cuanto antes– lidere una tripulación formada por una docena de voluntarios de todo el mundo que ha salvado a cientos migrantes de morir ahogados en el Mediterráneo. «Lo cierto es que constantemente están ahí los micromachismos».Esos en los que «cualquiera te dice algo por la calle». O aquellos otros en los que alguien, viéndola a pie de playa, le suelta:«Cuando haya una emergencia de verdad, vendrán los hombres, ¿no?».

«Al principio, cuando era más chiquilla, me cabreaba muchísimo, pero ahora me río y pienso:'Venga, vale. Tira pa' tu casa'. Puedo tener una conversación con alguien que piense distinto, pero ya no estoy para perder el tiempo con gente así».

Yluego están los encontronazos con buques militares o guardacostas en alta mar, momentos en los que piensa: «Me vas a escuchar lo quieras o no. Tú eliges si lo hacemos lento y doloroso o rápido e indoloro».

«Es esa sensación permanente de que las mujeres tenemos que esforzarnos el doble para demostrar que valemos lo mismo que ellos», dice. Pero, como de todo saca algo positivo, ahora piensa que, sin ella, «no hubiese llegado a ser la mujer fuerte y echada pa' lante» que es.

Una guerrera por tierra y mar que mañana saldrá a la calle «a saco», convencida de que «el feminismo es la máxima expresión de la igualdad»: «Y, además, creo en el transfeminismo, porque no tiene sentido que nosotras, que durante toda la historia hemos sido silenciadas, discriminemos a ningún colectivo marginado».

Esa es también la batalla en la lleva inmersa desde 2013 Belén Suárez Prieto, licenciada en Filología Hispánica y correctora en la Junta General desde hace un cuarto de siglo.

Aquella primavera de hace cinco años sintió que tenía que ponerse en marcha: «Empecé a recibir información que hablaba de que, con la crisis, cada vez más críos iban a clase sin desayunar. Y, a la vez, escuché que una asociación de padres y madres de Valencia había empezado a cocinar pasta para compartirla. Así que, con todo eso, se me ocurrió que podíamos ofrecer desayunos a las niñas y los niños de familias con pocos recursos antes de ir al cole. Yno solo por el espanto en sí que es no tener alimentos, sino también por las condiciones tan nefastas que eso conlleva para el rendimiento escolar».

Dicho y hecho. Consiguió implicar a buena parte del Oviedo Antiguo para que sus vecinos pusiesen comida, locales, esfuerzos. Hasta que el Gobierno municipal tomó nota de la necesidad y «puso en marcha desayunos en los coles con beca para todas aquellas familias que lo necesitasen». Un objetivo cumplido que, sin embargo, no la hizo detenerse, y ahora ha vuelto a canalizar la generosidad del barrio a través de meriendas-cenas solidarias, que acaban de nacer «con el mismo espíritu» y que se celebran cada quince días en espacios cedidos para la ocasión (desde bares a galerías de arte).

Y, tras esa red, una mujer de ojos claros que el pasado 8-M paró durante dos horas y se sintió fatal: «Lo hice por disciplina a los sindicatos a los que estoy más próxima, pero quedé muy mal a gusto. Cuando volví al trabajo, me sentí una esquirola. Así que este año no solo hago huelga durante toda la jornada por esa razón, sino también por los tiempos que vivimos, en los que los derechos de las mujeres se ponen como moneda de cambio para conseguir gobiernos. Y, para remate, el autobús de Hazte Oír, con una imagen de Hitler para ilustrar el término 'feminazi'. Ylas mujeres de Ciudadanos con ese manifiesto hablando del feminismo liberal, que no es otra cosa que dar carta blanca a la legalización de la prostitución, a la maternidad subrogada... ¡Qué miedo!».

La condescendencia

Todo eso y cien razones más la llevarán a movilizarse en las calles este 8 de marzo. Porque, poco a poco, ha sido consciente de cosas que antes le pasaban desapercibidas:«Por ejemplo, lo que más sentí y sigo sintiendo es la condescendencia masculina. Porque, con cincuenta años, los hombres todavía me explican las cosas. Sí, sí. Lo noto muchas veces. Pero, como es un mecanismo sutil, antes no me daba cuenta de lo que significaba».

«Y ojo, que a mí me encanta que la gente que sabe más que yo me enseñe, pero no que den por supuesto que te tienen que explicar las cosas por ser una tía», apunta mientras espera que a su hija, que tiene quince años, ya no le pase:«Desde luego, ella tiene claro que este 8-M no va a ir a clase, que se tiene que manifestar y que no se puede plantear otra cosa que ser feminista. Y yo no la aleccioné intelectualmente. Ella está haciendo su propio proceso, con sus amigas, con lo que escuchan... y yo la dejo hacer. Hay un salto muy importante y que, además, es imparable».

Un salto que también ha percibido Belinda Tamargo, guardia civil destinada en la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Oviedo, con una hoja impecable de 24 años de servicios en el Instituto armado y encuadrada en el equipo de delitos contra las personas. Una de las agentes que investiga sobre el terreno homicidios, agresiones sexuales o trata, lo que la obliga a ocultar el rostro mientras recuerda que su primer destino fue el puesto de Cangas del Narcea, «un inicio que, como todos, costó»:«Había mucha expectación por ver a la primera mujer guardia civil. Fue un shock porque allí era la novedad. ¡Imagínate cómo me miraban! Eso sí, no sé si por si porque era la autoridad, nadie se atrevió a decirme nada», bromea esta mujer firme pero afable que no viste uniforme.

En aquella época, eran cinco las agentes en la Comandancia. Hoy suman 143, «incluida una capitán». Yestán en primera línea, porque en la Benemérita «no hay ninguna diferencia de trato». Una batalla en la que el móvil suena «a las dos o las cinco de la madrugada, con guardias de varios días y turnos incluidos, lo que hace especialmente necesaria la corresponsabilidad de tu pareja a la hora de conciliar» y en la que Belinda no puede permitirse flaquear. «Simplemente, no es una opción», espeta, por más que algo cambiase cuando tuvo a sus dos hijos:«Los casos de pornografía infantil me tocan mucho. No puedo evitar que algo se me revuelva dentro, pero lo mismo que hieren a mis compañeros que son padres».

Igual que ha cambiado la consideración de las agresiones machistas: «Todos hemos ido aprendiendo con los años y ahora ya hay formación especializada desde la Academia. Y, si antes la violencia de género acababa muchas veces como un asunto privado en el que ni siquiera se interponía denuncia, con la ley integral no se pasa nada por alto».

Y, con todo, «queda mucho por hacer. Así que –se pregunta la agente Tamargo– ¿cómo no vamos a estar en esta lucha que es de todas?».

La jornada del 8-M

Piquetes nocturnos

  • Oviedo: a medianoche, en la Plaza Porlier.

  • Avilés: en la plaza del Parche, a medianoche.

  • gijón: a la misma hora, en la plaza del Humedal.

PIquetes estudiantiles

  • oviedo: a las 8, piquete educativo en el campus del Milán.

  • oviedo: a la misma hora, en el campus de El Cristo.

  • Avilés: en el IES de la Luz, también a las 8.

Concentraciones

  • A las doce del mediodía todas las plazas de los Ayuntamientos asturianos acogerán concentraciones que se esperan sean masivas, en las que se leerán distintos manifiestos y se reivindicará la igualdad de las mujeres.

Manifestación

  • La manifestación saldrá a las 19 horas de la plaza de El Bibio de Gijón. Recorrerá la Avenida de la Costa y finalizará en la plaza del Humedal. Se leerá un manifiesto y habrá actuaciones musicales.

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