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Acto celebrado en mayo para hacer oficial el inicio de las obras de construcción de un horno eléctrico híbrido en la acería de Arcelor en Gijón. P. Nosti

Asturias encara una nueva reconversión tras las decisiones de Arcelor

La decisión de Arcelor de paralizar la inversión de la planta de DRI en Gijón por su falta de viabilidad dibuja un panorama sombrío para la siderurgia regional

Martes, 24 de diciembre 2024, 07:15

Fue un runrún continuo durante todo el año, incluso también parte del anterior. Arceloriba dando avisos de que la planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) anunciada para Asturias, con más de 1.000 millones de euros de inversión y 450 de ayudas públicas, no era viable. Sin embargo, la decisión oficial de que dejaba en suspenso el proyecto no llegó hasta el penúltimo mes de este 2024: la multinacional paralizaba sus planes para construir este tipo de instalaciones en toda Europa. Sus altos costes, el lento desarrollo del hidrógeno, la debilidad de la demanda o la entrada de acero extracomunitario a precios de derribo y mucho más contaminante estaban detrás de la decisión. El proyecto queda así en una suerte de limbo, porque no se abandona por completo -apunta Arcelor que sigue con su fase de ingeniería-, pero queda bloqueado hasta que las condiciones sean las propicias. Los movimientos que dé la nueva Comisión Europea serán claves. Igualmente, se avecina tormenta en el sector, porque el tiempo de reacción es muy limitado para evitar una nueva reconversión.

La siderúrgica va a priorizar la construcción de acerías eléctricas híbridas, que puedan funcionar aún con arrabio, pero sobre todo preparadas para hacerlo con chatarra y DRI, unos prerreducidos de hierro que ya no serán europeos, sino que se producirán fuera, donde es más barato. De este modo, se deslocalizará parte de la producción.

Tampoco está claro que Arcelor vaya a abordar estas inversiones en todas las plantas en las que había previsto planes verdes (además de en Asturias, en Bélgica, Francia y Alemania). De momento, solo se construye un horno de estas características en la de Gijón por las expectativas de que el despliegue de renovables rebaje la factura eléctrica en España. La obra se inició en mayo y es la única que está en marcha en toda Europa. Tendrá una producción de 1,1 millones de toneladas y permitirá reducir un 35% las emisiones de CO2.

Con ella, además, se prevé dotar de viabilidad a la línea de largos asturiana, en números rojos en gran parte de los últimos ejercicios, y que produzca acero con baja huella de carbono.

Sin embargo, más allá de esta obra, que permitirá dotar de futuro a esta división, pero que automatizará procesos y recortará plantilla, el futuro de las factorías asturianas, verdadero motor de la economía regional, es incierto.

El aumento del coste de los derechos de emisión hará cada vez más inviables los hornos altos y, con ellos, los sínter. La planta de DRI, aunque conllevaba un recorte de producción, venía a sustituir de alguna forma la actividad de la mitad de la cabecera asturiana. Sin alternativa, existe una amenaza real de pérdida de miles de empleos directos, indirectos e inducidos. Fuentes sindicales hablan de unos 2.000 puestos de plantilla, pero también habría que sumar los de auxiliares o en el transporte, que vaticina un recorte «brutal».

Arcelor ha puesto la pelota en el tejado de la Unión Europea. Si cambian las circunstancias, abordará las inversiones; si no, ya avisa de un drama para el sector y los territorios dependientes de él. De momento, en Asturias, plantea continuar con los dos hornos altos hasta bien entrado 2026, aunque con solo un sínter, ya que hay compromiso de apagar el 'B' en 2025 por su impacto ambiental. A partir de ahí comienza el recorte progresivo de las asignaciones de derechos de emisión. Después es una incógnita que, en buena medida, depende de Bruselas. Igualmente, aunque haya cambio de parecer, ya no hay margen, porque cualquier obra de este tipo tarda, al menos, un par de años en desarrollarse.

En esta coyuntura, Arcelor reclama más ayudas, un contexto regulatorio favorable y el desarrollo de las infraestructuras asociadas que requieren esas instalaciones para funcionar, como la llegada del hidrógeno verde.

Mientras, como mal menor, tras insistir en que la planta de DRI se construiría sí o sí, «por Arcelor o por terceros», los gobiernos central y regional se repliegan y ponen ahora el foco en conseguir otro horno eléctrico híbrido para la acería de Avilés, de forma que, al menos, las instalaciones no pierdan capacidad productiva aguas abajo en el proceso siderúrgico. Sin embargo, esta inversión no permitiría salvar en el medio plazo el carácter integral de la siderurgia asturiana, cuyos hornos altos parecen tener fecha de caducidad. El 'A' se prevé ahora que aguante hasta 2026 y la vida útil del 'B' se extiende hasta 2030, aunque cada vez será menos competitivo por los derechos de emisión. 2025 será un año clave.

El Musel se posiciona como un punto estratégico para la reindustrialización

El Musel y su entorno aglutinan ambiciosos proyectos en sintonía con la transición ecológica fijada por la Unión Europea. Se posiciona así como un enclave estratégico en Asturias para avanzar en ese necesario cambio del modelo productivo en el que se enmarcan varias de las iniciativas puestas sobre la mesa.

Ionway -compañía formada por PowerCo, filial de Volkswagen, y Umicore- proyecta una planta para «la recepción de materias primas, elaboración de productos intermedios para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y su expedición por vía marítima y terrestre». Maneja una iniciativa de varias fases con un presupuesto de 1.470 millones. Pero la inversión aún no está consolidada, ya que depende de la evolución del mercado y la obtención de ayudas.

Por otro lado, la energía eólica marina está llamada a tener un papel protagonista en el puerto gijonés. El primero de estos proyectos es el de Windar Renovables, que ocupa 40.000 metros cuadrados para ensamblar y almacenar piezas destinadas a un parque eólico marino francés. Mientras que el Grupo Zima planea fabricar en El Musel estructuras para la eólica marina en una planta que generará casi 300 empleos directos y otros tantos indirectos.

HyFive, empresa que pertenece al fondo White Summit, ha solicitado la concesión de 41.224 metros cuadrados en la explanada de Aboño para producir hidrógeno verde y, con él a su vez, metanol a partir de 2027. El proyecto cuenta con una inversión superior a 71 millones. Y Sea Eight ultima la construcción de una planta de engorde de lenguados. En la primera fase se espera la creación de unos 260 empleos directos hasta 2040.

Por su parte, EDP ya tiene la autorización administrativa previa para el proyecto de conversión a gas del grupo 2 de la central de Aboño y avanza en la transformación de la térmica en una clave de bóveda del valle del hidrógeno asturiano.

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