La reforma de la LDIII y el mantenimiento del horno alto 'B', a punto de finalizar

La instalación gijonesa retomará la actividad este fin de semana y la acería avilesina recuperará la normalidad el próximo día 14

N. A. E.

Jueves, 8 de diciembre 2016, 03:48

Las plantas asturianas de Arcelor llevan meses en plena vorágine de obras, unas inversiones llamadas a garantizar su futuro. Y, a la espera de que comiencen los trabajos de derribo y reconstrucción de las baterías de cok de Gijón, estos días las subcontratas implicadas en las distintas actividades apuran las jornadas de tajo para finalizar en tiempo y forma las obras previstas.

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Cronológicamente, será la factoría gijonesa la primera que regrese a la normalidad. Será el próximo fin de semana, cuando finalice el «mantenimiento extraordinario» del horno alto 'B'. Aprovechando la ralentización de la actividad en la LDIII (Tabaza), sometida a una importante renovación, la multinacional decidió cambiar los conductos de refrigeración (o 'staves') de ambos hornos altos de Gijón. Primero fue el turno del 'A', ya en funcionamiento, y después del 'B', que se prevé que se ponga en marcha el próximo domingo. En estos trabajos intervinieron unos 350 obreros de 16 subcontratas.

Mientras, en la LDIII ya se han finalizado las obras principales, pero se están realizando pruebas de cara a retomar la actividad. Según los plantes de la multinacional, el próximo día 14 la acería recuperará la normalidad. Durante estos días se están realizando ensayos de giro en el convertidor, la prueba de frío en la máquina de colada continua y el lavado de la caldera.

Desde octubre, la instalación ha abordado su mayor reforma desde que echara a andar en 1988. En estos dos meses y medio se han acometido obras que le permitirán mejorar su productividad y que servirán para actualizar gran parte de las instalaciones ubicadas en Tabaza, muy gastadas debido a 28 años de actividad. En estos trabajos, en los que han intervenido de media 550 personas pertenecientes a 18 compañías diferentes, con picos de incluso un millar de operarios, la multinacional ha invertido alrededor de 60 millones de euros en tres proyectos distintos.

Las obras incluyeron la modificación de una de las máquinas de colada continua para instalar un molde vertical. Aunque no se trata de una sustitución completa, ya que se mantienen algunos segmentos de la línea, la reforma es tan sustancial que, prácticamente, se trata de una nueva máquina. Esto incrementará su velocidad y con ello su productividad. Además, lleva aparejada una mejora de calidad en los desbastes -el material resultante- que después pasarán al tren de laminación en caliente y a los que se les restarán impurezas.

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El segundo proyecto se centró en el convertidor, que es donde se recibe el arrabio de los hornos altos de Gijón y donde se le añade chatarra y fundentes, como la cal dolomítica. En él se sustituyeron la vasija y el anillo de soporte y se instalaron una nueva caldera y un nuevo sistema de captación de gases.

A todo esto se añadió un tercer proyecto, el cambio de las dieciséis vigas carrileras en las naves de carga y de acero por las que circulan los puentes grúa que manejan pesos de 250 toneladas y que habían sufrido un importante desgaste. Precisamente, sobre ellas se instaló recientemente un nuevo y mayor puente grúa en la nave de acero.

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