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Trabajadores del puerto de Lianyungang, en la provincia china de Jiangsu, preparan tubos de acero para su exportación. REUTERS

España aumenta la importación de acero mientras sus factorías reducen la producción y el empleo

Los trabajadores de Arcelor en Asturias esperan que el grupo mantenga los dos hornos altos activos a pesar de la amenaza de parada

Sábado, 7 de septiembre 2024, 02:00

El sector del acero agoniza en Europa, ahogado en parte por la debilidad de la demanda, pero también por la entrada masiva de importaciones de ... productos siderúrgicos a precios bajos, que en muchos casos están apoyados por subvenciones de sus países y que no se ven afectados por el coste de los derechos de emisión o las restricciones ambientales del Viejo Continente. De hecho, en 2023, la producción de acero en España se redujo el 1,2%, hasta los 11,4 millones de toneladas, la segunda más baja de los últimos años –solo mejoró la de 2020, en plena pandemia– y las entregas, aún más deterioradas, descendieron un 3%, hasta 11,6 millones de toneladas, el menor dato desde 2009.

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Mientras, en las instalaciones asturianas la actividad cayó aún más. Según el informe de auditoría de cuentas emitido por Ernst & Young, durante el año pasado, se expidieron 3,8 millones de toneladas, un 10,6% menos en comparación con 2022 –la capacidad de las factorías de la región supera los 4,5 millones de toneladas–. Todo, a pesar de que la demanda española registró un ligero incremento, del 1,2%, hasta 12,6 millones de toneladas, pero que sobre todo aprovecharon productores de fuera del país. Así, las importaciones crecieron un 3,3% hasta 10,1 millones de toneladas.

En este 2024 las cosas no van mejor. A la debilidad de la demanda en Europa, con la industria alemana haciendo aguas mientras el resto también sufre, hay que sumar el enfriamiento de la economía china, que no absorbe su producción de acero e inunda el mercado con ella. En esta coyuntura, Arcelor baraja apagar uno de los dos hornos altos asturianos a partir de noviembre. La decisión aún no está tomada, según confirmaron a este periódico fuentes de la empresa, pero como adelantó EL COMERCIO, se ha pedido a los equipos implicados que preparen la salamandra, una operación que consiste en vaciar el crisol de arrabio y escorias y que se suele realizar ante una parada más o menos larga.

Arancel ambiental

«Nuestra industria, española y europea, se enfrenta al reto de competir en desigualdad de condiciones con dichas importaciones, porque no tienen que soportar ni los costes ambientales ni la pesada carga regulatoria que soporta la industria europea, agravada en países como el nuestro, con estructuras territoriales complejas», censura Bernardo Velázquez, presidente de Acerinox y de la patronal siderúrgica Unesid, que denuncia la falta de medidas de salvaguarda comercial suficientes. «El ejercicio 2023 ha visto la entrada en vigor del mecanismo de ajuste en frontera del carbono (CBAM) que, siendo una buena idea, en el mejor de los casos no se notarán sus efectos reales hasta el año 2030», lamenta, además de avisar de que «hay pendientes desarrollos reglamentarios que pueden decidir si el CBAM será algo útil o una burocracia inoperante». En este contexto, las factorías reducen la producción y el empleo. El acero se sigue consumiendo, pero la cuota del extranjero crece y ya supera el 30% del consumo.

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Mientras, en Asturias, los representantes de los trabajadores confían en que el horno alto no se llegue a parar, como ya sucedió en mayo. La empresa había previsto en sus presupuestos para este ejercicio funcionar con uno solo a partir del quinto mes del año, pero la mejora de la posición competitiva de estas instalaciones con respecto a las de otras plantas permitió salvar la situación e ir retrasando la decisión. «Dependerá de que entren pedidos, pero tenemos la esperanza de que libremos todo el año», explican fuentes sindicales.

La consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, Nieves Roqueñí, se puso ayer en contacto con Arcelor, que insistió en que la decisión aún no está tomada. «Somos optimistas sobre esa cuestión», apuntó al finalizar el Consejo de Gobierno el el consejero de Hacienda y portavoz del Ejecutivo regional, Guillermo Peláez.

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Además, también hizo referencia al bloqueo del proyecto para construir la planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) e insistió en el carácter estratégico de las factorías de la región y en una idea que ya había trasladado hace meses: «Estamos convencidos de que, sea con Arcelor o sin Arcelor, la siderurgia integral en Asturias se va a mantener».

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