Los sindicatos amenazan a Arcelor con romper la negociación colectiva

Los representantes de los trabajadores de ArcelorMittal empiezan a perder la paciencia con la multinacional en la negociación del VI acuerdo marco y han dado un ultimátum a la compañía: o hay avances en la próxima reunión, prevista para el próximo día 13, o abandonarán la mesa y plantearán a la plantilla la posibilidad de emprender movilizaciones.

Ayer, tuvo lugar una nueva reunión para intentar limar asperezas sobre las condiciones que regirán las relaciones laborales los próximos años y, al finalizar, los sindicalistas se mostraron indignados ante el enroque de la empresa con los puntos más conflictivos, cesiones que realizaron los trabajadores en 2012 -cuando un expediente de regulación de empleo afectaba a prácticamente todo el personal y había varias instalaciones paradas- que ahora consideran que están superadas.

Lo cierto es que ninguna de las partes está dispuesta a ceder en los asuntos más espinosos, sobre todo, en lo que se refiere a la variabilización salarial, que supuso en 2012 ligar entre el 8% y el 8,5% de las nóminas a los resultados obtenidos en cada trimestre, lo que supuso una pérdida media de 4.600 euros por empleado en tres años. Los sindicatos insisten en que cualquier tipo de pacto pasa por abandonar esa medida, aceptada en plena crisis en la negociación del V acuerdo marco, mientras que la compañía exige su mantenimiento ante la difícil situación en la que se encuentra el sector, principalmente debido a la caída de precios motivada por la desaceleración de la economía china y la sobreproducción mundial de acero. La multinacional solo ha hecho un tímido avance en este aspecto, propone que para fijar la parte variable del sueldo solo se tenga en cuenta el Ebitda -el resultado empresarial antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones productivas- y se dejen al margen aspectos técnicos o incluso que se pudiera plantear una prima de resultados, pero sin llegar a concretar cómo se desarrollaría. Sin embargo, el abandono de la variabilización supone para los sindicatos una línea roja sobre la que no están dispuestos a negociar. De este punto depende también la negociación sobre una posible subida salarial.

La flexibilidad horaria

El otro gran escollo se refiere a la flexibilidad horaria, que el año pasado y el anterior generó una gran conflictividad laboral. De hecho, llegó a convocarse una huelga, aunque finalmente no prosperó, al aceptarse la mediación del Principado. La dirección general de Empleo resolvió el polémico calendario de vacaciones con un laudo arbitral de obligado cumplimiento que no contentó a la plantilla, pero que la empresa plantea mantener, a no ser que se le haga otra propuesta satisfactoria. Por su parte, los sindicatos rechazan de plano el actual sistema. Consideran que no es sostenible seguir con el laudo y que genera importantes arbitrariedades al aplicar la bolsa de horas, ya que la regulación solo la maneja la empresa y los trabajadores tienen grandes dificultades para recuperar las horas que realizan de más o los descansos que les corresponden.

Ante esta situación de enquistamiento, los sindicatos se muestran pesimistas e, incluso, dudan de la predisposición al diálogo de la compañía. También recuerdan que, en los encuentros que tuvieron lugar en 2012 para pactar el actual acuerdo marco, la multinacional amenazó con utilizar la cláusula de descuelgue que permite la última reforma laboral.

La vigencia del convenio actual finalizó el pasado 31 de diciembre y se encuentra ahora en fase de ultraactividad por un periodo de doce meses. Ante este panorama, los representantes de los trabajadores no descartan que haya que emprender movilizaciones y exigen avances claros por parte de la compañía que mejoren las condiciones laborales actuales. En caso contrario, darán por concluida la negociación.