Una miel en las mieles: Ería de Valles
La marca ha recibido varios premios internacionales, el último la medalla de oro en los American Food Awards
Mabel Tuñón y Gonzalo Castro están en las mieles, nunca mejor dicho. Los reconocimientos internacionales se suman a los locales en una época tan dorada como su producto. Mientras los America Food Awards han concedido a Ería de Valles la medalla de oro, que se suma a la plata que obtuvieron en 2020 en el London International Honey Awards, el lunes recibieron un galardón que les distingue como mejor empresa de Transición Alimentaria de manos de Carrefour.
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Ellos se desmarcan del éxito de su producto y dejan todo el mérito a sus abejas y, por supuesto, a Asturias, con sus paraje, su clima y su conservación. Sostienen que el reto, y a un tiempo valor, del apicultor es «no estropear» el laborioso y brillante trabajo de los insectos. Eso, en cuanto se refiere a la recolección. Hay más matices. Es vital elegir una buena ubicación para las colmenas, atendiendo a la floración y las corrientes de aire, y también cuidar de ellas, fortalecerlas, preocuparse por sus condiciones...
En Brañes (Oviedo) se encuentra el cuartel general, pero su medio millar de colmenas se reparten en distintos puntos de Asturias según la temporada. En primavera ocupan varias fincas en Villaviciosa, Gijón, Llanera y Oviedo. Después, partirán al entorno del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.
En cada zona nacen distintas variedades. Del néctar que liban las abejas de las flores en la zona central y costera sale la miel más laureada, la de eucalipto, y la de castaño. En lo alto del suroccidente asturiano las abejas dan vida a la miel de brezo, de roble, de calluna –una de las más apreciadas–, de madroño y de castaño. A ellas se suman la multifloral, de montaña y de bosque, variedades que conjugan pólenes de distintas especies arbóreas.
A Tuñón, licenciada en Matemáticas, y Castro, ingeniero técnico, la pasión por las abejas les picó en 2012 cuando les regalaron un par de colmenas. La afición pasó a palabras mayores tres años después. Entonces decidieron comercializar el producto, ahora disponible en grandes superficies y también en comercios minoristas y a través de la venta 'online'. Hace años que decidieron integrarse en el paraguas de Alimentos del Paraíso para ofrecer un sello de calidad a un producto que ya la tenía y aguardan con esperanza la aprobación definitiva de la IGP, un «parto» que ha sido demasiado largo pero cuya puesta en marcha «ya asoma la cabeza».
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Los propietarios de Ería de Valles confiesan, a pesar de su perfil científico, que no existe un método en apicultura que preconice cuando llegará una buena temporada. Demasiados intangibles pueden arruinar las previsiones.Lo mejor es que «el tiempo vaya como tiene que ir», ajustándose al refranero, y sin los extraños fenómenos a los que nos tiene acostumbra últimamente el cambio climático.
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