El Gaiterín

El chalet, de estilo norteño y previo a nuevas urbanizaciones, se integra en el paisaje ondulado y sereno de San Claudio y ofrece parque infantil, terrazas, y horizontes amplios de felpa verde. Hay rincones que reciben el aire del bosque lo suficientemente variados para poder elegir mesas con sol o con sombra, bajo carpa y bajo sombrilla, vestidos de merendero tradicional y de terraza utilitaria, jardincillos y una fuente de caños que añade fondos musicales. Luego, de puertas adentro, los comedores juntan aires modernos, limpios, claros, y visten pizarras que anuncian y conmemoran cumpleaños, bautizos, jornadas, ofrecimientos y novedades con caligrafías y dibujos llamativos, y un humor que personaliza a Verónica y Marcos, cuyo primer puesto ovetense en el principal 'Hit Parade' de la red ni les envanece ni les agita: permanece inmutable su cocinar y servir ensaladas césar, calamar fresco, cachopinos de setas, cachopones tradicionales, langostinos crujientes, bacalao al estilo propio, y las contribuciones de cada temporada y de cada aportación imaginativa, subrayando los mejores cortes de vacuno y xatu asturiano, gallego o sanabrés.

El Gaiterín comenzó siendo hogar familiar, y tras coincidir en el Alto del Infanzón (sidrería Kike's) nuestros dos protagonistas, y evidentemente tras enamorarse, él que venía de la mítica La Gruta, ella de una sidrería sanabresa, surgieron los planes conjuntos, y hace unos diecisiete años emprendieron, junto a Juan Enrique, cuñado, el recorrido propio: «Disponíamos de un lugar amplio y apropiado para tomar un vermú, unas tapas, un menú, una comida variada y copiosa, sin tiempo medido, con opción a contemplaciones y tertulias, para mayores y niños, cuidando las calidades de manera permanente. Y aquí seguimos y esperamos continuar». -dice Marcos.

Viendo el justo favor de asiduos y novicios, no cabe duda que hasta la jubilación.

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