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«La Expo '92 marcó un antes y un después en Trabanco»
Trabanco: un palo centenario

«La Expo '92 marcó un antes y un después en Trabanco»

El llagar gijonés que fundó Emilio Trabanco cumple 100 años «innovando sin dejar la tradición». La primera generación levantó un negocio en 1925 que la segunda perfeccionó y la tercera potenció; el futuro de este llagar no se entiende sin atender a su pasado

Viernes, 2 de mayo 2025

Hubo un tiempo en que en Lavandera, en la zona rural de Gijón, se carretaban piedras de una cantera a una finca donde un matrimonio y sus tres hijos querían construir un gran llagar. Lo consiguieron en 1925, hace justo ahora cien años.

Fue el minero Emilio Trabanco Trabanco el que convirtió en oficio la afición por la sidra que había heredado de sus padres, quienes elaboraban el néctar procedente de las manzanas en su casa de La Bobia. La empresa a la que dio su apellido y levantó junto a su esposa, Orencia Martínez, la dirige ahora la tercera generación y ya ha incorporado a la cuarta. Para celebrar el centenario preparan una serie de actividades que empezarán a hacer próximamente, incluyendo la presentación de un libro que resuma su legado.

Samuel Trabanco, tercera generación, es el actual gerente.

Poco tiene que ver el mundo en que empezaron a vender Emilio y Orencia con el actual. Entonces las comunicaciones no eran como hoy y cualquier distancia parecía insalvable. Para dar salida a su producto y darlo a conocer tiraba de ingenio y acudía a las romerías con un tonel en el que ponía pación mojada para que se mantuviera frío. A veces le acompañaba un primo que cantaba bastante bien para animar ventas. «Lo tuvieron realmente difícil, pero nunca se rindieron», reconoce Yolanda Trabanco, parte de la cuarta generación.

La segunda generación fue «la del crecimiento». Estaba representada por Vicente, Alicia y su marido Samuel y Aladino, que escogió la mina para su futuro. Vicente se erigió entonces como un gran maestro llagarero, «un referente de la época», le describe la actual directora de venta, marketing y comunicación y restauración. «Sabía mucho de manzana y de sidra y tenía mucho ímpetu y carácter para llevar los negocios».

Los fundadores del Llagar Trabanco y su hija Alicia.

En esta época, en torno a los años 60, la sidra de Trabanco gana presencia en los chigres de Gijón y del resto de la región y empieza a ser conocida y reconocida por los asturianos. «Ahí Trabanco empezó a crear marca».

Familiares, amigos y trabajadores disfrutan bebiendo sidra.

Es en los años 80 cuando la tercera generación empieza a tener presencia. Son Merche y Lorenzo (hijos de Vicente) y Samuel, Jacqueline y Emilio (hijos de Alicia) los actuales dueños y socios de la empresa, si bien es Samuel el que lidera el proyecto. Él, que de niño se enamoró del oficio de tanto acompañar a su abuelo y siempre estuvo muy cerca de su tío, «aprendió todo de ellos sumando entusiasmo, ímpetu y carácter» a la empresa. «A él se le debe, sobre todo, tener una gran visión de lo que hay que hacer en cada momento y una valentía innata que nos han hecho ser pioneros en muchos aspectos», asegura su hija Yolanda. Como ejemplos, enumera empezar a etiquetar las botellas en una época en la que solo se estilaba poner corcho y hacer otra planta de embotellar para sacar al mercado productos tales como vinagre y espumosos.

Samuel y Lorenzo, en plenos trabajos.

Ante tal apuesta «nos endeudamos», confiesa Yolanda, a lo que se sumó la gran crisis económica que vivió el país, por lo que «fue una época muy difícil». «Pero tuvimos la suerte de la Expo '92, que marcó sin duda un antes y un después en Trabanco». Fue su sidra la que los cocineros de la región llevaron al pabellón «y eso marcó nuestro crecimiento a nivel nacional». Empezó a haber una gran demanda y además coincidió con una campaña para animar a las mujeres a consumir sidra. Todo esto desembocó en la creación de una gran distribución a nivel nacional con presencia en prácticamente todas las comunidades.

Por la izquierda, de pie, Lorenzo, Merche, Samuel, Yolanda (directora de ventas, marketing y restauración), Emilio y Jacqueline. Sentados, Emilio (jefe de bodega), Isabel (diretora financiera), Héctor (director de producción) y Eva (calidad), tercera y cuarta generación de Trabanco.

La familia sigue siendo el motor de este llagar gijonés, cuya cuarta generación va sumando sus cualidades ocupando puestos acordes a ellas. «Nos ha tocado profesionalizar al máximo los métodos de trabajo, digitalizar la empresa y refrescar su imagen», indica Yolanda Trabanco. Y elaborar «innovando sin dejar de tener en cuenta la tradición». De esa fórmula han sacado una nueva sidra sin alcohol.

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