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Lolo López, en el piso de una de sus vecinas, con el gato 'Trancas'.

Así son los 'okupas' del 'banco malo'

La Plataforma Antidesahucios aloja a 18 vecinos en un edificio de la SAREB

Olaya Suárez

Jueves, 2 de junio 2016, 02:47

«Si la Sareb es nuestra, sus casas también». Los 'okupas' a los que se refiere el 'banco malo' para no ceder viviendas al Ayuntamiento con el objetivo de destinarlas a emergencias sociales son Medalla de Plata de Gijón. Y tienen los pisos como una patena. Quien entre en 'L'Horru' esperando encontrar suciedad, una comuna o 'punkis' haciendo una hoguera en el salón se llevará una gran sorpresa. En el edificio de la calle Adolfo Vega, en El Llano, 'liberado' por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) hace ahora un año viven 18 personas en situación «de desamparo social y para quienes el Principado no aporta una solución de vivienda digna».

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Ocho de ellos son menores de edad y se han visto en la calle con sus progenitores después de que la crisis o situaciones personales muy complicadas les golpeasen de lleno en la cara. Se trata de diez pisos gestionados por la PAH que suponen un «alojamiento provisional» para personas con «necesidad de una vivienda, que si no estuvieran aquí, estarían en la calle», explica Miguel Ángel García, portavoz de la plataforma.

«No queremos vivir gratis ni mucho menos. Lo que queremos es que la administración nos tramite un alquiler social al que podamos hacer frente», añade Lolo López, miembro activo del colectivo recientemente premiado por el gobierno municipal e inquilino desde hace un año del edificio conocido como 'L'Horru'. Trabajaba como mecánico antes de quedarse en situación de desempleo y no poder hacer frente al alquiler de su vivienda.

Contrato de convivencia

Para optar a una de las nueve viviendas -son diez, pero una de ellas la utilizan como sede y local social de la PAH- se deben cumplir una serie de requisitos: «Carecer de recursos, solicitar una vivienda social, haber agotado todas las vías administrativas, firmar una contrato en el que se comprometen a dejar el piso en las óptimas condiciones en el que lo encontraron y garantizar la buena convivencia con el resto de vecinos», explica Miguel Ángel García.

La mayoría de vecinos se encuentra incluso empadronados en los pisos ocupados. «La ley recoge que el empadronamiento se realiza en el lugar en el que vives, la única prueba para demostrarlo es que luego viene un inspector para constatar que estás viviendo donde dices. Y nosotros vivimos aquí. Y aquí estamos empadronados».

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En el segundo piso vive Isabel con sus tres hijos, un gato y dos periquitos. Tiene la casa impoluta y en la terraza todas las plantas que tuvo que sacar de su anterior vivienda, de la que fue desalojada por un desahucio. Es víctima de malos tratos y su exmarido tiene una orden de alejamiento hacia ella y hacia los tres pequeños. «Me separé hace cinco años y hace uno me llegó una notificación de desahucio del juzgado. La casa estaba a nombre de mi exmarido y nos la quitó el banco por impago; yo no estaba al tanto de nada porque era ajena a todo, solo sé que nos quedamos en la calle, con una mano delante y otra detrás», resume.

La solución que le dio entonces la administración fue una casa en una localidad cercana a Gijón en régimen de alquiler. «No quiero desvelar el pueblo por miedo a mi exmarido, porque cinco años después me sigue amenazando. Aquella vivienda no la pude aceptar porque mis hijos estudiaban aquí en Gijón y sería un trastorno cambiarlos de ciudad, no me han dado otra posibilidad y sigo esperando», dice, esta mujer.

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Fue a través de Cáritas por lo que llegó a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. «Se han portado fenomenal y desde el primer momento me han ayudado, gracias a ellos tenemos un hogar hasta que encontremos uno definitivo», dice la mujer, alumna de un curso de empleo municipal.

Al preguntarle por el secreto por el que sus plantas crasas están tan espléndidas, contesta sin titubear: «Cuando me quedé en la calle lo pasé tan mal que me caía el pelo a mechones, el médico me recetó unas vitaminas y se las echo a veces a las macetas cuando las veo mustias, por eso están tan hermosas». Isabel y sus tres hijos también están recuperándose de «un bache en el camino del que esperamos salir pronto». Mientras, ha hecho de la calle Adolfo Vega un hogar, en el que no falta ni el gato 'Trancas', ni los periquitos, ni las fotos de familia ni la tranquilidad de poder darle a los pequeños un techo.

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Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca quieren dejar un mensaje claro: «Las viviendas liberadas son de bancos, ponemos por delante el valor de uso de la vivienda que su valor, pero nunca intentaremos una acción similar con viviendas de particulares, el concepto es otro: negociar con las entidades bancarias para poder tener un alquiler social».

Esas entidades financieras no han respondido a la petición realizada por el Ayuntamiento para que pusieran a su disposición0s viviendas desocupadas con el objetivo de destinarlas a fines sociales, tal y como se acordó en el pleno de febrero para la puesta en marcha del «plan de rescate ciudadano».

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