Nery González, en 2014, tras recibir la Cruz de San Raimundo de Peñafort en la Audiencia Provincial J. B.

Adiós a Nery González, la exdecana de los procuradores que rompió techos de cristal

Decidida, de fuerte carácter y referente de generaciones, reivindicó a la mujer en la carrera laboral

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Domingo, 8 de noviembre 2020, 00:25

«Era una mujer muy vital, muy decidida y echada para adelante, fue un referente para el gremio, sobre todo para las mujeres, a las que nos abrió un camino muy importante». Nery González Vallina, la que fuera decana del Colegio de Procuradores de Gijón desde 1990 a 1998, falleció ayer a los 84 años, cuatro meses después de que le detectasen una grave enfermedad.

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La actual decana, Ana Belderraín, la recuerda «con un enorme cariño». «Siempre nos apoyó mucho y llevaba con mucho orgullo que otra mujer estuviera al frente del decanato, reivindicó el papel de la mujer, hasta el último día», explica,

De fuerte carácter y firmes principios, no dudó en dejar atrás una profesión como auxiliar de enfermería que no le llenaba para tomar un nuevo rumbo en el que encontró su desarrollo laboral y personal. Nació en El Entrego y a muy corta edad se trasladó a Gijón, a un internado de monjas. A los 19 años se casó con el ingeniero de Minas Hortensio Miranda, quien falleció siete años más tarde en un accidente de tráfico.

Para entonces, Nery trabajaba en el Hospital de Cabueñes y aprovechaba su escaso tiempo libre para estudiar. Su objetivo era sacar la oposición con la que poder ejercer como procuradora, en una época en la que no era obligatoria la carrera de Derecho. Siempre recordaba el día que se colegió y le comunicó a su madre que dejaba su trabajo en la sanidad pública: «No se lo tomó bien, se disgustó mucho porque creía que tenía un trabajo para toda la vida». Pero ella nunca se arrepintió. Muy al contrario. Se topó con un gremio eminentemente masculino en el que muchas veces no le pusieron las cosas fáciles. «Por aquella, en los años setenta, muchos abogados no querían que les llevase los asuntos una mujer procuradora, creían que no podíamos ser tan buenas como un hombre», comentaba la propia Nery. El día a día y su buen hacer -a lo que se sumaba no arredrarse a los comentarios machistas que escuchaba con frecuencia- le ayudó a hacerse un hueco y que su despacho empezase a despegar.

En los 90 decidió romper otro techo de cristal y presentarse al decanato de Procuradores. Ganó por mayoría, llegó a ser vocal del Consejo Nacional, la única mujer entre 28 hombres. En 1998 tuvo que ceder el testigo a su sucesor, Juan Ramón Suárez. En 2014, a propuesta del colegio de Procuradores, le fue concedida la Cruz de San Raimundo de Peñafort por los 35 años de trayectoria profesional.

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Inquietudes culturales

Al margen de su faceta profesional, a Nery González Vallina le encantaba viajar, leer y asistir a todas las actividades culturales que estuvieran a su alcance. «Tenía muchas inquietudes culturales, le interesaba todo y tenía mucho afán por aprender y conocer», dice Ana Belderraín.

Acudió hasta bien mayor a clases de inglés, estudiaba técnicas vocales, cantaba en la coral 'Roberto Luna', en un grupo de música sacra y asistía con frecuencia a las actividades organizadas por el Ateneo Jovellanos.

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Hace cuatro meses, cuando le diagnosticaron una grave enfermedad, llamó a sus amigos y a sus allegados y les recordó el mantra que guió su vida: «Disfrutad todo lo que podáis, vida solo hay una».

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