«Tengo que ir a poner una vela a un santo»

Alrededor de las seis y media de la mañana, el pesquero 'Selena Tercero' salió de El Musel rumbo a la zona de La Espasa para recoger ocle. Cuatro horas más tarde, ya en el muelle del Rendiello, Carolina, la novia del marinero Óscar Barros le abrazaba y decía, aliviada: «Tengo que ir a poner una vela a un santo». Porque él, el patrón Jorge Raimundo Álvarez Medina y los tres buzos que viajaban a bordo se salvaron de un naufragio que ponía la piel de gallina. «Eran sobre las siete de la mañana y a la altura de la isla de la Tortuga debimos pegar con una piedra en la zona de estribor de proa. Yo estaba preparando la embarcación para empezar a trabajar y de repente escuché un pum», relataba el marinero, ya en el muelle del Rendiello.

«Cuando me di cuenta solo veía agua y más agua, ni siquiera sé decir qué tamaño tenía el boquete». Trataron de achicar pero «no había forma, ni utilizando las bombas ni nada». Uno de los buzos bajó a intentar tapar el agujero «pero me dijo que era imposible». «La lancha se empezó a entregar» y mientras trataban de dar la vuelta hacia El Musel, los tripulantes alertaron a Salvamento Marítimo, que desplazó a la 'Salvamar Rigel'. Entretanto, a bordo del 'Salena Tercero' vieron que «no quedaba otra que arriar la lancha, así que abrí la balsa salvavidas y la amarré en corto».

«Gracias a Dios no hizo falta». Acudió al rescate el pesquero 'Siempre Cuca' y los cinco tripulantes en apuros saltaron a bordo. También asistieron el 'Mar Quinta' y el 'Picu Pienzu'. Antes de abandonar su embarcación pudieron soltar un ancla y señalizarla con una boya roja. No avanzaron mucho: el pesquero se hundió entre Peñarrubia y El Cervigón. El personal de Salvamento Marítimo completó su señalización con más boyas blancas e iluminación.

El patrón, Jorge Raimundo Álvarez, es vicepresidente de la Cofradía de Pescadores 'Virgen de la Soledad' de Gijón y se mostraba muy afectado. Lleva más de una década mandando el 'Salena Tercero'. El accidente, considera su compañero Óscar, se debió a «un fallo, no a un problema de la lancha, porque estaba en buen estado: acabamos de pasar una revisión y hace un mes que la bajamos del carro tras pintar y sanear todo», tras finalizar la campaña de xarda. «La campaña de ocle da un respiro a todo el año, pero viendo esta catástrofe ni respiro ni nada», lamentaba. De la lancha no pudo coger ni su teléfono móvil. Horas después del suceso, otra lancha encontró la radio del 'Salena Tercero'.

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