«En Cimavilla no necesitamos recibir lecciones sobre ganar espacio peatonal»

Sergio Álvarez (Gijón, 1982) cumplió ayer cuatro años al frente de la Asociación de Vecinos Gigia, la de barrio más emblemático de la ciudad, Cimavilla, donde sus habitantes llevan años exigiendo mejorar la accesibilidad. Durante la fase 1 de la desescalada, cuando el Ayuntamiento decidió cerrar uno de los carriles del Muro para los peatones, Álvarez fue llamado a una reunión donde le anunciaron que Claudio Alvargonzález y Tránsito de las Ballenas serían peatonales hasta el 30 de septiembre. La decisión, según revela a EL COMERCIO, les pilló por sorpresa. Además, aumenta sus problemas de movilidad pues, ahora, la única salida permitida en coche es por la calle Emilio Muñiz 'El Negro', a la altura del colegio Santo Ángel. Después de varias reuniones, lograron que les permitieran el paso por Tránsito de las Ballenas, entre las 2 y las 18 horas.

No conformes con la medida, más de cien vecinos se reunieron el pasado jueves para plantear movilizaciones. Temen que la medida sea definitiva. El viernes, el concejal de Movilidad, Aurelio Martín, respondió a las críticas alegando que «hay una pandemia y hay que preguntarse si es que no vale la pena respetar la distancia social si, para crear más espacio, alguien tiene que dar un rodeo de dos minutos en coche».

-¿Qué les parecieron las declaraciones del concejal Aurelio Martín después de reunirse y plantear movilizaciones?

-Ahora parece que somos los defensores del coche. Dice que nos quejamos porque tenemos que rodear y hacer dos minutos más en coche. No es eso. Creo que lo dice en su cabreo momentáneo, supongo que molesta bastante ver a los vecinos en la calle revindicando, eso asusta a cualquiera que esté al mando de la Movilidad. No creo que piense eso, sabe perfectamente la problemática que vivimos y si realmente lo piensa se aleja bastante de la realidad. Son declaraciones un poco demagogas. La pandemia ha pillado al Ayuntamiento con la tarea sin hacer. Siempre dije que los que llegan a gobernar tienen una barrera en la cara que pone 'próximas elecciones' pero hay que tener un proyecto, ¿qué proyecto de movilidad tiene Gijón? El trabajo de la gente merece un respeto y nosotros nos hemos involucrado muchísimo. No tenemos que recibir lecciones de lo que es ganar espacio peatonal cuando en Cimavilla nos movemos por aceras de diez centímetros.

-Su asociación dijo que cuando el Ayuntamiento anunció el cierre del Tránsito de las Ballenas le pilló por sorpresa.

-Realmente todo esto vino muy rápido, en cuanto entramos a la fase 1 y se pudieron hacer reuniones. Ese lunes nos citaron para comunicarnos esto y nos manifestamos totalmente en contra de la medida. Defendemos que Cimavilla no puede perder entradas ni salidas, hemos trabajado en ello durante cuatro años, escuchando a todos los vecinos, con participación ciudadana. Somos fieles a lo que tenemos que defender. Nos anuncian esto, nos lo imponen y nos ponemos en contra. El Ayuntamiento recula, hace una pausa y nos dice: hablemos.

-¿Es entonces cuando se logra el permiso para seguir saliendo por la zona cerrada pero solo a determinadas horas?

-Nos llaman y ahí pedimos que nos dejaran salir a los residentes por el Tránsito de las Ballenas, además del compromiso de revisar las tarjetas de aparcamiento porque sabemos que hay mucha gente que viene a aparcar y no vive aquí, hay más tarjetas que residentes. Entendemos que hay que perder plazas de aparcamiento pero intentamos que las medidas no sean tan drásticas, que tienda a una mejora. Al cambiar las direcciones, más de la mitad de los vecinos están obligados a salir por la zona de Campo Valdés y el problema no es que sean dos minutos más, como dice Aurelio, es que te lleva al corte en el Muro, a meterte por el centro donde el tráfico es caótico. No quieras tapar tus problemas de movilidad con lo que argumentan los vecinos.

-¿De dónde viene entonces todo el problema de la movilidad?

-El problema de la movilidad de Gijón no está aquí, nosotros aquí nos apañábamos, había más de accesibilidad. Si aquí nos aprietan más con las salidas, nos llevan a una zona problemática durante el verano, al paso de peatones detrás del Ayuntamiento. Por ahí pasa mucha gente, patinetes a 30 por hora, bicicletas constantemente, cuando se recuperen las bodas en San Pedro, ahí aparcan autocares colapsando. Cuando se recupere el colegio, la zona se llena de padres y madres que llegan en coche con sus hijos. Aquí sí hay puntos negros. El examen de la movilidad les ha llegado ahora y hay que aprobar como sea a costa de la pandemia. Saben que llega el verano y que vendrán turistas y quieren dar la imagen de que en Gijón hay espacios de peatones y se respeta la distancia.

-Pasaron de la sorpresa a buscar soluciones. ¿Y ahora qué?

-Nos han escuchado y han tratado de buscar una solución, pero no nos convence. Creemos que es una trampa y no analiza la problemática. Y les avisamos: la gente no se lo va a tomar bien. El siguiente paso lo tienen que decidir los vecinos, y han decidido movilizarse por la situación con mucha participación. En un barrio de 2.000 habitantes casi 200 personas, sin contar al resto de sus familias, han venido a exponer sus problemas. Hay que escucharles y eso les pone nerviosos.