Madres y alumnos del colegio Rey Pelayo celebran la vuelta al centro escolar en enero de 2025 frente a la puerta del mismo. JESÚS MANUEL PARDO

«Cuando nos dieron la noticia empezamos a saltar y gritar ¡Volvemos al 'Reype'!»

Los alumnos del colegio Rey Pelayo regresarán a las aulas del centro en enero. «Tendremos de nuevo un patio propio y muchas más aulas»

Sábado, 16 de noviembre 2024, 01:00

Para los alumnos del Rey Pelayo –divididos ahora en La Escuelona y el colegio de El Llano– el de ayer era un día lectivo más. O eso pensaban. La directora del centro, Pilar Álvarez, fue entrando por las distintas clases porque tenía «dos noticias; una buena y una mala», recuerda Alfredo González, quien en ese momento estaba en clase de Música. La buena: «¡Volvemos al Rey Pelayo!». Atónitos, los alumnos preguntaron: «¿Y la mala?». «Pues que es en enero», ríe Alfredo. Cuando Tai Maiso y sus compañeros de cuarto se enteraron de la noticia «se montó una fiesta», dice con una sonrisa. Tanto sus compañeros como él comenzaron a gritar. «¡Uno hasta se subió a la mesa!».

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Para los niños, el colegio Rey Pelayo, 'Reype' como lo llaman cariñosamente, es más que un centro escolar. Durante todo este tiempo, Tomás Izquierdo no paraba de preguntarle a sus padres cuándo podría volver. Tomás, que actualmente está en sexto de Primaria, quería poder graduarse en el que considera su colegio. Estar separados en dos centros escolares se le ha hecho «muy raro» y solo deseaba que pudieran «estar todos juntos» antes de terminar. Sobre esta graduación, Alfredo apunta que «ojalá pueda hacerse en la sala que había» y que «no esté en medio de obras» una vez que llegue el momento.

Los trabajos a cargo del Ayuntamiento comenzarán en mayo y no interferirán con la actividad escolar, permitiendo que los pequeños no deban volver a trasladarse de centro. Y es que, aunque están agradecidos a los colegios que han cedido un espacio para ellos, Jordán Jonathan Miña, de sexto de Primaria, señala que no pudieron llegar a «sentirlo propio», a diferencia del Rey Pelayo.

Uno de los motivos, la falta de espacio. «Las clases son más pequeñas». Algo que condiciona también que puedan realizarse desdobles. «Si se necesita un poco más de ayuda extra, en el Rey Pelayo teníamos aulas para que los profesores nos expliquen de forma más individual, pero en el centro de El Llano no se puede», explica Adán Fernández, de quinto curso. Pero también volverán a tener un patio propio. «Era un rollo tener que compartirlo», dice Tomás.

Los padres también reciben la noticia con alivio. «Tener a los niños separados es una locura», indica Carla Gallego. «No tenían un espacio propio y se sentían invitados. Al final, son los que más lo sufren y tienen un sentimiento de arraigo al centro increíble, son 'pelayinos' y así se sienten».

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Pero no todo son buenas noticias. La renuncia de los tres millones de euros de los fondos europeos para la obra a la que ahora se destinará 1,7 millones de los fondos municipales es para Gallego «un desacierto» y «una pérdida para la escuela pública». Aunque «nunca fue nuestra lucha. No pedimos un centro de nueva generación». Lo que sí que pidieron desde un primer momento fue «un suelo que se nos derrumbó. Es una vergüenza que haya tardado dos años en llegar».

Aunque tarde, por fin ven la luz al final del túnel y ahora los niños solo piden «una fiesta para celebrarlo».

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