El edificio de la plaza del Presi cumple seis años de okupación

«No sabemos qué hacer ya para que el Ayuntamiento, o quien sea, tome medidas y cierren los accesos. En plena pandemia ese es un foco de insalubridad, no tienen ni luz ni agua, es indignante que en todos estos años no se haya hecho nada», lamenta José Manuel Álvarez, vecino de la zona.

En ese mismo sentido se pronuncia Gerardo Gómez, propietario de la cervecería Peak and McQueen, ubicada justo en frente del edificio. «Son muchos años así y muchas molestias. Entran, salen, increpan a los clientes, se inyectan droga en el portal, hay peleas entre ellos... Es inconcebible que a los hosteleros nos obliguen a cumplir al mínimo con todas las medidas de la pandemia y luego por otra parte permitan que ese edificio esté así...», lamenta el hostelero, quien llegó a denunciar a inquilinos del inmueble por amenazas con arma blanca. En la actualidad pernoctan en los distintos pisos unas veinte personas.

Hace un año un okupa resultó herido muy grave al caer accidentalmente desde un segundo piso. También el verano pasado, en junio, cuatro de los moradores sufrieron una intoxicación como consecuencia del incendio declarado en uno de los pisos. En marzo de 2018 encontraron muerto a un ciudadano polaco de 48 años. Había fallecido semanas antes y fue el olor putrefacto lo que alertó a los otros okupas, quienes avisaron a la Policía. Las fuerzas de seguridad conocen bien el inmueble. Rara es la semana que no tienen que intervenir en el edificio, bien sea por un conflicto o en un intento de localizar a algún sospechoso de un acto delictivo.

Los propietarios del edificio, que compraron la acciones de la sociedad a la empresa constructora tapiaron el bajo hace unos tres años, sin embargo, el acceso del portal y de las viviendas permanecen abiertos. «No entendemos por qué no piden al juzgado el desalojo sabiendo que están molestando a todo el barrio. En la calle Langreo se okupó un edificio y a los meses el juzgado los echó», ilustra un vecino.