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Juan Luis Cardeli y Amalia López Tuya, con el cartel del premio multimillonario. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

El Gordo de la Primitiva revoluciona El Llano: «Ojalá la alegría esté repartida»

La administración de Río de Oro no tiene pistas sobre quién ganó los 19,2 millones y los vecinos ironizan: «Vamos a vigilar quién cambia de coche»

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Martes, 6 de abril 2021, 01:57

A las nueve y media, como cada lunes, Amalia López Tuya y su marido Juan Luis Cardeli levantaron la persiana de su administración de lotería. Echaron la Primitiva para las peñas que pasan durante la semana a recoger sus boletos, mientras a la puerta, como cada lunes, comenzaban a formarse las colas de clientes que iban a jugar la BonoLoto y comprobar los sorteos celebrados. Pero ayer no fue un lunes cualquiera y las colas eran mayores de lo habitual. «¡Enhorabuena, cariño!», decía una clienta a Amalia. Y esta, sin parar un segundo -metiendo el boleto en la máquina, sacando otro, devolviendo el cambio-, avisaba: «Ahora cogimos carrerilla. ¡Apúntate a la lista a ver si eres la siguiente!».

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En la administración número 3, en Río de Oro 8 -detrás del centro comercial Los Fresnos-, acaban de repartir 19,2 millones con el Gordo de la Primitiva. No saben a quién. Ni cuándo. Ni si fue por ventanilla o por ordenador. Pero el caso es que algún cliente que apostó por la combinación 18, 25, 43, 44 y 52 se ha llevado el mayor premio de la historia en Gijón. Y esta lluvia de millones ha revolucionado el barrio de arriba a abajo. «Ojalá esté repartido» era el comentario que más se repetía entre clientes como Ana Cepedal, que se enteró de la noticia al echar la Primitiva. El deseo más repetido era que, en plena pandemia, sea alguien especialmente necesitado. «Un autónomo que lo esté pasando mal», especulaba Noelia Martín, dueña desde julio de la tienda Linacero. «Me gustaría que fuera alguien que lo necesite, que esté en una situación delicada. Yo entretanto seguiré jugando con ilusión», afirmaba Maroli Blanco, clienta de la administración.

«Aquí no hay millonarios»

La incógnita sobre la identidad del agraciado copaba las conversaciones. Tanto en la administración como en los corrillos en los negocios del entorno. Justo enfrente, en la cafetería Diquint, Leticia Lobeto proponía: «Vamos a vigilar a ver qué vecín cambia de coche o vestimenta». «Espero que haya tocado a gente obrera», decía su amiga María Inés, y su prima Rosi replicaba: «¡O pensionistas como nosotras! En cualquier caso, son vecinos. Y en el barrio millonarios no hay».

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Imagen. Expectación 'millonaria' en Gijón

«¿No serás tú?», bromeaban con el dueño del café, Juan Carlos Díaz Quintana, a lo que él replicaba: «Ya no estaría aquí, ¡sino en Canarias!». Lo más fácil, apuntó, «es que sea alguien conocido, de la zona». Aunque, como aventura Amalia, el susodicho tardará en desvelar su identidad. «A no ser que sea alguien mayor que aún no lo sepa, vendrá a toro pasado a dar las gracias un día que no haya nadie», apostó. El barrio ya confía en verse beneficiado por los efectos de este golpe de fortuna. «Esto siempre llama», opinaba David Matilla, encargado del Federópticos anexo.

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