El Hospital de Cabueñes lleva once meses sin capilla, que se utiliza como almacén
El capellán, que tampoco tiene ya habitación en el centro, pide reabrirla para la oración de los fieles ante el aumento de las necesidades espirituales
M. MORO
GIJÓN.
Martes, 16 de febrero 2021, 00:18
La capilla del Hospital de Cabueñes lleva once meses cerrada. Se clausuró en marzo pasado, a la vez que todas las iglesias, cuando se decretó ... el estado de alarma que dio paso al confinamiento domiciliario, pero a diferencia de los templos la capilla hospitalaria nunca más recuperó su actividad hasta la actualidad. Ni con limitaciones de aforo.
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Su uso en todo este tiempo, tras vaciarla de bancos y el resto de mobiliario, ha sido como almacén. Durante la primera ola de la pandemia el espacio se utilizó, por su cercanía al servicio de urgencias, para hacer acopio de materiales de primera necesidad en la lucha contra la covid-19, tales como EPIs, mascarillas y geles hidroalcohólicos. Incluso el altar fue usado como mesa, lo que fue visto como «una agresión» por los fieles, según pudo saber EL COMERCIO. En estos momentos sigue cumpliendo funciones de almacén, pero permanece medio vacía y solo alberga aparataje electrónico. Los bancos continúan por los pasillos.
El capellán principal de Cabueñes, José Reinerio, que además de sacerdote es médico, perdió su habitación dentro del hospital coincidiendo con el fragor de la segunda ola de la pandemia antes de las navidades. Ahora está con busca de localización y tiene que venir de fuera cada vez que se le requiere desde el hospital su asistencia a algún enfermo, muchos de ellos pacientes de las UCI y de las plantas covid. La habitación que tenía a su disposición él y otros dos capellanes lleva meses ocupada por médicos de medicina interna contratados como refuerzo que se quedan allí a pernoctar. Los enseres de los religiosos se han trasladado a un especie de almacén que tiene el Sespa en la zona de Montevil-Contrueces.
El de Cabueñes es, junto con Jove, de los pocos templos hospitalarios que no han vuelto a tener actividad religiosa
Reinerio de 60 años, que es también párroco en Gijón de San Pablo en El Polígono y el Espíritu Santo en Magnus Blikstad, explica con un punto de ironía que desde hace casi un año tiene sus elementos de trabajo en el hospital «confinados en la sacristía de la capilla», un espacio reducido de cinco por tres metros donde guarda batas, óleos, el Santísimo, mascarillas... «Cumplimos a diario la labor de asistencia a los enfermos del hospital, aunque más incómodos, pero eso no es ningún problema. Dice que no necesita la capilla «porque el capellán está con Dios cuando asiste al enfermo. Lo que nos preocupa es la desatención a los creyentes, tanto personal sanitario como pacientes y familias, a la que se les priva del refugio y ayuda que es la oración ante el aumento de las necesidades espirituales por la pandemia. La capilla está casi vacía pero no acaban de soltarla con cuatro cacharros dentro», dice el sacerdote, que pide al gerente de Cabueñes poder reabrir lo antes posible.
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Oficiaba misas diarias
Reinerio asegura que de volver a abrir habrá que facilitar medios de limpieza, igual que se hace en las parroquias. «Después de orar será obligatorio higienizar el lugar que se ocupó», anticipa. Antes del cierre se oficiaban en la capilla misas a diario todas las mañanas y también el fin de semana, a las que venía gente de fuera.
Cabueñes es en este momento es una excepción dentro de la mayoría de la red hospitalaria del Principado. El HUCA, el San Agustín de Avilés, Jarrio, el Álvarez-Buylla de Mieres todos tienen ahora mismo en funcionamiento sus capillas. Solo Arriondas y el Hospital de Jove, concertado, han dejado de prestar también este servicio a sanitarios, pacientes y familiares creyentes. En el caso de Jove llegó a reabrirse, pero se ha vuelto a cerrar porque es muy pequeña y no cumple los mínimos necesarios para una adecuada higiene.
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