Martín se queda sin vehículo adaptado

Martín está animado. Le gusta el centro, le gustan los estudios y está encantado con el apoyo de los docentes y de la auxiliar educativa. De momento, no le falta motivación. Su enfermedad neuromuscular y un grado de discapacidad del 82% no le han quitado a este joven gijonés de 18 años las ganas de seguir estudiando. Pero, a todos los inconvenientes generales que supone este extraño y difícil inicio de curso en plena pandemia, Martín suma uno más: el Principado no le concede transporte escolar adaptado.

Martín Vázquez vive con su madre, Luisa Cantero, en Pumarín. Hasta el año pasado estudió en el IES Doña Jimena. Todos los días acudía al centro en un vehículo adaptado que le pasaba a recoger. Pero llegó la hora de avanzar en los estudios y empezaron las limitaciones. «No pueden escoger cualquier estudio ni cualquier centro. Primero nos dijeron que el Mata Jove, pero no está adaptado. Después que el número 1, pero no hay auxiliar administrativa. Así que finalmente nos recomendaron acudir al Centro Integrado de Formación Profesional de la Laboral». Hace una semana que Martín inició allí sus estudios del grado medio de Gestión Administrativa, cuenta Luisa. El joven está contento. «El centro es una 'pasada'», dice su madre.

Pero los problemas surgieron con el transporte. «Al acabar el curso pasado me dijeron que estuviera tranquila, que todo seguiría igual. Pero en septiembre nadie me había confirmado nada. Me extrañaba que no me llamaran para explicarme lo del transporte y llamé yo», cuenta nerviosa Luisa. Y en esa llamada se acabó la tranquilidad: «Me dijeron que no lo tenía concedido, porque solo se ofrece el transporte para las enseñanzas obligatorias y FP no lo es. Si acudiera a un colegio especial sí lo tendría. Es absurdo y ridículo», protesta la madre de Martín. «Luego dijeron que el centro se sale de la ruta del transporte».

Así que, por el momento, la única solución que han encontrado es acudir en transporte público. Luisa acompaña a su hijo cada mañana y le va a buscar porque «solo en el autobús no puede ir. No es el medio adecuado para él». Pero lo peor no es eso, ni pensar «en esperar en la parada con frío o lluvia». Lo peor es, sin duda, «el miedo». «Mi hijo es una persona de riesgo, el autobús siempre va lleno y siempre hay alguien que se quita la mascarilla, que tose... Tenemos mucho miedo». Auténtico terror a un posible contagio por covid. Por eso, Luisa está angustiada. «Ya no sé qué hacer», apunta.

Cuenta con el apoyo de la Asociación de Enfermedades Neuromusculares del Principado de Asturias (Asempa) y de Cocemfe y junto a estas entidades seguirá reclamando transporte escolar adaptado para que Martín pueda seguir estudiando con seguridad. Por el momento, «la única solución que me dan es que destine la beca del ministerio al transporte, pero ¿es que no tenemos derecho a dedicar ese dinero, como todos, a otras cosas relacionadas con la educación?».