Esta Navidad: ¿Turrones o panetone?
Innovación. El pistacho triunfa como «sabor de moda» y el precio de los dulces artesanales va a partir de los 20 euros
Con la Navidad a la vuelta de la esquina, los más golosos ya posan sus ojos sobre los escaparates de las confiterías dispuestos a probar los dulces navideños. Y aunque los pasteleros de Gijón se adaptan a las demandas de su público, dentro de él cada uno tiene su dulce favorito, al que se aferra a veces con uñas y garras. Y entre ellos, ¿cuál ganará estas fiestas: los turrones o el panetone?
«La versatilidad y que sea más saludable» son las dos características que destaca Antonio Arguelles de los panetones que prepara en la Confitería Argüelles, en la calle Celestino Junquera. Asegura que con el paso de los años este dulce «está desbancando al resto», lo que asocia a que «la sociedad cada vez va cambiando más». Desde un punto de vista práctico, considera que el panetone es un dulce «para todas las ocasiones», pues se puede comer para desayunar, para merendar e incluso «con una copita de champán». Y añade que también entre los más jóvenes se apuesta por él «porque es más 'healthy' y no tiene tanta carga de azúcar como puede tener un turrón».
Los suyos tienen un peso único de 750 gramos y precios que van de 37,50 a 43,50 euros. Vende uno clásico con pasas y naranja y cedro y luego el de chocolate, ingrediente que elaboran ellos mismos. Además durante la semana de Navidad ponen a la venta una pequeña tirada de marrón glacé.
En Punto Caramelo, en la calle Caridad, ya han sacado también los panetones y los polvorones a relucir en su escaparate. Esta pastelería con sello argentino ofrece una versión sudamericana, con uvas pasas, arándanos rojos, nueces, almendra y avellana como algunos de los ingredientes. Aunque tienen además una «más españolizada» que mezcla chocolate y naranja. Los venden a 35 euros por kilo y en tres tamaños: 'little panettone', mediano y grande. «Es un producto muy noble y ligero. Vas trocito a trocito comiendo y cuando te das cuenta ¡no queda nada!», dice su dueña, Soledad Sebastia. Aunque también apuestan por los turrones, desde el de coco –«típico de Argentina»– hasta el de praliné o pistacho, chocolate blanco y frutos secos.
Sin gluten y veganos
En La Playa, en Corrida, apuntan a la «originalidad y una materia prima trabajada desde cero» como claves para el triunfo de sus turrones. A pesar de tener los clásicos de Alicante y Jijona, en esta confitería lo más buscado son los troncos de turrón artesanales. Su forma «llama la atención», explica su gerente, Inés Villaverde. Tienen varias especialidades; praliné, naranja y chocolate con leche o chocolate negro, nuez con chocolate, 'choco oro', 'capuchina', de nata –en frío– y de pistacho. Sus precios varían de 20 a 30 euros. Y las reservas empezaron el día 3, porque «si no, con lo del día no llega ¡Vuelan!». El secreto de su éxito es la elaboración, ya que «nos traen la almendra y la avellana en crudo y la procesamos aquí». Lo de ellos es «lo de siempre», porque aseguran que la gente «apuesta por la tradición».
Lo corroboran en Federico Verdú, en Los Moros, donde ya al entrar un olor a turrón lo empapa todo. La venta fuerte «es ahora en diciembre». Y la espera de la clientela hasta este mes se debe a que «si lo tienen en casa, ¡lo comen!», ríe Laura Arques, ya la quinta generación de turroneros. La gente viene «a por lo tradicional». Y no es de extrañar entonces que su turrón estrella sea el blando de Jijona. Le siguen el turrón duro y el de chocolate con leche y almendra. Su precio es de 42 euros por kilo y existen varios tamaños.
Este año, han apostado también por el turrón de avellana y de pistacho, que «está muy de moda». En Verdú son clásicos, pero cuentan con «una clientela muy fiel». Y Arques indica que se han adaptado «para llegar más a los jóvenes». Por eso, todos los turrones son sin gluten y ofrecen, como novedad, polvorones de aceite de oliva, «aptos para veganos».
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