«La ordenanza permitirá apoderarnos del espacio que nos robó el coche»

Primero la «movilidad activa», es decir, la de peatones y bicicletas. Después, el transporte público. En tercer lugar, «el transporte compartido y las nuevas formas de movilidad», como patinetes eléctricos y similares. Y en última posición, el coche privado. Es la «jerarquía de prioridades» que impregna la nueva ordenanza de movilidad de Gijón, que en la junta de gobierno de ayer pasó de mero borrador a un proyecto ya formal. La próxima semana se presentará en comisión municipal para que los grupos de la oposición puedan plantear enmiendas al texto. Y antes de su paso por el Pleno también se mantendrán reuniones sobre su contenido con el Foro de la Movilidad, del que forman parte 80 entidades, entre ellas las federaciones vecinales, empresas y asociaciones empresariales vinculadas al transporte de personas y mercancías, cooperativas de taxis, colectivos ciclistas y asociaciones de personas con discapacidad. «Las ordenanzas de movilidad no deben ser de los gobiernos, sino de las ciudades. Necesitamos el mayor nivel de consenso social y político posible y es lo que vamos a buscar», prometió durante la presentación del documento el concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Aurelio Martín.

La actual ordenanza de Circulación, recorodó, tiene ya dieciocho años y desde su aprobación en 2002 únicamente se modificó «para actualizar las sanciones y para fijar las nuevas condiciones de acceso a Cimavilla», con lo cual «no responde a todos los cambios que ha habido en la sociedad en este tiempo». Martín apuntó, por un lado, a la creciente preocupación por el medio ambiente y aseguró que la nueva ordenanza «se compromete con el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático», fijando por ejemplo restricciones para los vehículos más contaminantes. Como adelantó EL COMERCIO, a partir del 1 de enero de 2021 no se podrá estacionar en las plazas de la zona ORA sin el distintivo ambiental de la Dirección General de Tráfico. «Pretende ser una de las primeras medidas disuasorias para que la gente use menos el coche», explicó Martín, quien remarcó que el tráfico motorizado genera de media el 55% de las partículas PM10 de Gijón, si bien matizó que en lugares como la zona oeste su contribución es menor al estar más presente la actividad de la industria.

En menos de once meses, por tanto, los coches que carezcan de etiqueta podrán seguir accediendo al centro de la ciudad, pero solo se les permitirá usar garajes privados o aparcamientos subterráneos, a excepción de los residentes (hasta 2025) y los vehículos comerciales (hasta 2022). Desde el 1 de enero de 2025 sí quedará prohibida por completo la circulación por casco urbano sin el distintivo que informa de las emisiones de cada vehículo. Y dos años más tarde la prohibición se hará extensiva a todas las vías municipales de la zona rural. Martín señaló que si bien en la actualidad estas restricciones afectarían al 36% de los vehículos de Gijón -entre ellos un 34% de los coches-, «calculamos que en cinco años solo serán ya un 14%, porque son vehículos con casi veinte años».

El edil destacó que además de reducir la contaminación ambiental, la disminución del tráfico contribuirá a combatir la contaminación acústica, contra la que el Ayuntamiento prepara una ordenanza que se empezará a tramitar «en dos o tres meses».

Más allá de sus implicaciones medioambientales, Martín remarcó que la ordenanza «quiere ganar espacios para el peatón, para el ocio y la convivencia, y lograr una ciudad más amable y pensada para la ciudadanía, apoderándonos de ese espacio público que las ciudades nos han robado en favor del coche». Indicó a este respecto cómo habrá «una gran pacificación del tráfico» mediante la limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora en todas las calles con un único carril por sentido y en algunos carriles de las grandes avenidas. La bicicleta, indicó, «no será un elemento para el ocio o el fin de semana, sino un elemento de transporte más». Además, se regulan los nuevos medios de transporte, como los patinetes eléctricos, y se fija la base legal para establecer distintas zonas de la ORA, incluidas plazas solo para residentes o para estancias cortas.