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1898. Palacete de Alejandro Alvargonzález Alvargonzález cuando lucía la cúpula que perdió en la guerra. Marquerie. COLECCIÓN DE LA FAMILIA ALVARGONZÁLEZ

El Palacete de Alvargonzález: un icono de la arquitectura ecléctica asturiana con vistas a la playa de San Lorenzo de Gijón

La construcción que marcó el crecimiento urbano de la ciudad hacia el este se integra en una manzana que estuvo 50 años en riesgo de derribo

Miércoles, 24 de septiembre 2025, 23:45

Mucho ha supuesto este icono de la arquitectura ecléctica en Asturias, tanto para propios como para forasteros. La huella que ha marcado en la ... legibilidad de la trama urbana de Gijón es incontestable. Para poder construir en la calle Capua fue necesario primero terminar de derribar, hacia 1878, la muralla que se levantó para hacer de Gijón una plaza fuerte ante la Guerra Carlista. Así es, la calle Capua y el palacete de los Alvargonzález se levantó sobre la muralla y su glacis.

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El origen del barrio de La Arena

Otro nombre emparentado es el de Romualdo Alvargonzález Sánchez, quien, junto a Félix Valdés de los Ríos (marqués de Casa Valdés), adquirió en subasta pública los terrenos para hacer un Plano de Ensanche del Arenal de San Lorenzo (1863), comprendidos entre la muralla y la orilla del Piles. Esta manzana de Capua fue, pues, la primera del desarrollo urbanístico del que surgió todo el barrio de La Arena. La construcción que marcó el crecimiento urbano de la ciudad hacia el este se convirtió en una de las viviendas unifamiliares más emblemáticas de Asturias debido su privilegiada ubicación.

El mal llamado 'martillo de Capua', que, como ya dijimos en la sección 'Sabías que…', no es ningún martillo, vio la luz en 1888, cuando fue proyectado por el mismo arquitecto que hizo el desparecido quiosco de la música del paseo de Begoña. Sus promotores fueron un joven Alejandro Alvargonzález Alvargonzález y su mujer Annie Treacher, siendo el primero alcalde de Gijón entre 1886 y 1890.

1874. Alejandro Alvargonzález, con su mujer la inglesa Annie Treacher. COLECCIÓN DE LA FAMILIA ALVARGONZÁLEZ

En 1898, Mariano Marín Magallón le añadió las dos alturas definitivas, la terraza cerrada con balaustre, la cariátide de la rotonda, situó ahí la vieja capilla e incluso bautizó a una de las dependencias en rotonda como la sala del abanico. Lo que pocos sabrán es que este palacete, que era y siguió siendo una vivienda unifamiliar hasta este año, contó desde 1898, en su cuerpo turreado central, con una cúpula que fue perdida durante la Guerra Civil.

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Según la ficha de catalogación vigente las carpinterías metálicas se encuentran en precario estado de conservación, a lo que se ha sumado en los últimos dos años varios desprendimientos. Pero ha de tenerse en cuenta que esta propiedad quizá no recibió toda la inversión que precisaba puesto que estuvo 50 años al filo de la demolición, desde el gobierno anarcosindicalista de la República hasta que el Plan General de Rañada de 1986, el primero de la democracia, la salvó y la mantuvo.

En 1887, un año antes de hacer su palacete, siendo ya alcalde Alejandro Alvargonzález, se encargó personalmente de viajar a Glasgow para conocer de primera mano y traerse a Gijón esos templetes de fundición de hierro como el que sobrevive en el parque de Isabel la Católica para luego lograr concluir una obra de infraestructuras hidráulicas sin precedentes, como la traída de aguas de Llantones en agosto de 1889. El tiempo que duró su mandato en la alcaldía lo compaginó con el cargo de presidente de la Autoridad Portuaria.

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