Cuando las piscinas de la Universidad Laboral eran lugar de encuentro de los gijoneses
El Ayuntamiento de Gijón ha encargado el proyecto técnico para recuperar esas instalaciones que llevan décadas abandonadas
Miércoles, 19 de noviembre 2025, 11:03
Como todo el complejo, las piscinas de la Universidad Laboral, en Gijón, son un proyecto del arquitecto Luis Moya, que las ideó en el centro de sus jardines colgantes. La mancha de agua tiene forma de cruasán o ancla y está atravesada por dos pasarelas. El sector central disponía de cuatro calles y los apéndices laterales eran para uso no competitivo. El vaso se hizo en el curso 1956-57 pero no se comenzó a utilizar hasta septiembre de 1958, coincidiendo con el Campeonato de Asturias de Natación. En ellas aprendieron a nadar miles de gijoneses y fue lugar de encuentro de muchas familias con un coste económico reducido. En los años 90 dejaron de utilizarse y comenzó su paulatino deterioro.
La instalación fue una de las primeras piscinas que funcionó en Gijón, tras la del Club de Regatas y la del cuartel de Simancas. Formalmente se inauguró en 1958, si bien estaba terminada años antes y ya había jóvenes que aprovechaban el escaso control para disfrutarla, fueran o no internos. Su vaso, ahora vacío y desconchado, fue muy popular por los dos puentes que los bañistas usaban a modo de trampolín.
La reapertura de la piscina formó parte del Plan de Usos que el Principado maduró para convertir la Laboral en Ciudad de la Cultura, hotel de cinco estrellas incluido, y parte de cuyas promesas sí se materializaron.