Un plan para tener el Piles a raya

Un problema con múltiples orígenes y que, por tanto, obliga a actuar desde varios frentes. El Piles se ha convertido en los últimos años en un quebradero de cabeza para la ciudad. Alivios desde el sistema de saneamiento, malos olores, aparición de peces muertos y enormes manchas que invaden la bahía, dañando la imagen del principal activo turístico de la ciudad, la playa de San Lorenzo. Tras los últimos episodios vividos a finales del verano, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña de análisis y estudios que este mes se han transformado en propuestas concretas de actuación, que se sumarán a otras medidas por las que la ciudad lleva años esperando.

Después de años de tramitación y una adjudicación fallida, ya está en construcción el depósito de aguas de tormenta del parque de los Hermanos Castro, que según las últimas previsiones debería entrar en funcionamiento a lo largo de 2021. La finalidad de esta infraestructura es recibir y almacenar las aguas cuando se den episodios de grandes avenidas, para ir enviándolas después a un ritmo más adecuado a la futura estación depuradora del este. El desvío del agua a este gigantesco pozo evitará tener que aliviar el sobrante, sin tratamiento alguno, directamente al Piles. Para ello también es necesario que entre en servicio el tramo final del colector interceptor de Viesques, con más capacidad que la red actual, algo previsto para el segundo trimestre de 2020.

Por otra parte, la Empresa Municipal de Aguas se ha comprometido a revisar de forma minuciosa el estado de los colectores que cruzan bajo el cauce del Piles en las inmediaciones del recinto ferial, en busca de posibles fugas que puedan estar relacionadas con los altos índices de concentración de bacterias fecales detectadas en la zona.

Desde los miles de asistentes al recinto ferial a los miles de usuarios de las instalaciones del Grupo Covadonga, pasando por los espectadores que se concentran cada quince días en El Molinón o los visitantes del rastro semanal. Pese a la escasa presión urbanística que sufre el Piles en su curso más bajo, pocas zonas de la ciudad hay que registren actividades tan multitudinarias como las que se realizan en el entorno de este tramo del cauce. El Ayuntamiento ha empezado a revisar uno a uno los equipamientos, y ya ha hecho los primeros apercibimientos, en forma de petición de planes de actuación que reviertan los problemas detectados en sus respectivas redes de saneamiento. La Cámara de Comercio ya ha presentado el suyo y promete empezar a ejecutar obras en breve, para tenerlas listas antes de la próxima edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias. La principal actuación será la mejora de la conexión de las canalización que discurre junto al límite con el Pueblo de Asturias con el colector principal de la EMA. En verano la acumulación en esta conducción de restos de comida de los establecimientos de hostelería de la zona hizo que se colmatara y acabaran realizándose alivios al río. La EMA detectó además conexiones directas de la red de saneamiento a la canalización del arroyo Pisón, aguas que deberían bajar limpias. También se han pedido soluciones al CHAS y al Patronato Deportivo para acabar con los vertidos directos al Piles y con la acumulación de estiércol de caballo en los márgenes del cauce.

La medida más polémica, sin duda, es el anuncio de cierre del anillo navegable creado hace 16 años a través de un sistema de compuertas que estancan el agua y facilitan la práctica del piragüismo en el río. Los informes encargados por el Ayuntamiento señalan que este estancamiento también contribuye a la proliferación de cianobacterias, microorganismos de carácter tóxico que según advierte pueden producir problemas como urticaria. Por ello, se recomienda su «naturalización», medida contra la que se han levantado el Grupo Covadonga y decenas de piragüistas, aficionados y profesionales. El equipo de gobierno asegura que con esta medida no solo se contribuye a mejorar la calidad de las aguas del río, sino que se protege la salud de los deportistas.

El anillo no es la única fuente de cianobacterias a la que apunta el diagnóstico encargado recientemente por el Ayuntamiento. También en los estanques de Isabel la Católica proliferan estos elementos tóxicos que, cuando hay alivios, acaban en el cauce del río -el resto del año el desagüe se hace a un colector-. Uno de los problemas que tienen es la falta de profundidad, asunto que se trató de solucionar ya hace dos años con la contratación de un dragado del fondo, aunque la empresa adjudicataria acabó renunciando a la obra. El equipo de gobierno prevé realizarla en los próximos tres años dentro de su plan de actuaciones sobre el parque. Pero además de poco profundos, los estanques tienen un problema de percepción de agua que de hecho hace que sea necesario aportar cada mes 12.000 metros cúbicos procedentes de la red de agua potable. Se estudian mejoras en la canal del Molín para evitar la pérdida de caudal por el camino, así como otras alternativas, entre ellas bombear al parque el agua que se va filtrando por el túnel del metrotrén o, en cinco años, aprovechar el desborde de agua de mina La Camocha cuando se complete su inundación.