«Los profesionales no podemos callar ante los suicidios»

En el momento en el que las personas se ven sometidas a acontecimientos de gran impacto psicológico, sufren, entre otras cosas, una grave crisis emocional. Es entonces cuando la psicología juega un gran papel. Pero, ¿cómo se deben aplicar los primeros auxilios en este campo? Esto es el objetivo que persigue el curso de la UNED, que dio comienzo ayer en la sede de Gijón y que se prologará hasta mañana, al que se han matriculado más de 150 personas.

El curso, bajo nombre 'Primeros auxilios psicológicos en las crisis personales y las grandes catástrofes' está coordinado por la profesora del departamento de Psicología Básica II de la UNED Beatriz García, que se encargó de dar la primera materia. «La psicología está para ayudar. Cuando ocurre un acontecimiento de este tipo hay una respuesta del organismo a nivel global. Tenemos un cóctel de emociones en el que no sabemos qué nos está pasando», explicó.

En ese momento en el que «las emociones nos sobrepasan», encontramos reacciones comportamentales, «hay gente que se pone hiperactiva, otra paralizada o se genera lo que se llama confusión cognitiva», señaló la docente. Es ahí cuando la figura del psicólogo aparece para «establecer comunicación con la víctima y ayudarle en esos primeros momentos a que pueda tomar elecciones correctas». De esta manera se lleva al afectado a un «estado de calma», que sería la «clave» de estos primeros auxilios.

Desde el punto de vista de Beatriz García, «el papel del psicólogo ha cambiado. Cuando hay una catástrofe, los servicios psicológicos de primeros auxilios están presentes. Hemos dado un paso, la sociedad demanda este servicio y, afortunadamente, en términos generales es una profesión valorada», recalcó la docente. Aun así, aseguro qué, en parte, siguen «en el mismo punto de salida. Hay temas de salud mental que tenemos que resolver y que la pandemia han dejado en evidencia». Ejemplos de ello era «la asistencia psicológica» en servicios oncológicos o vinculadas a personas mayores. También apuntó sobre el suicidio la necesidad de los profesionales de «hablar más de ello». Porque «las cifras son alarmantes y no podemos estar callados», concluyó.