Los regalos de Reyes en Gijón: Un viaje a Disney, patinetes y coches teledirigidos

Se despiertan nerviosos, si es que han logrado dormir toda la noche del tirón, y se levantan corriendo para ir a abrir los regalos y comprobar si Sus Majestades de Oriente han cumplido todos sus deseos. La ilusión desbordante de los niños por el Día de Reyes llenó este lunes las casas de Gijón de emoción, inocencia y felicidad. Entre restos de papel de regalo iban descubriendo lo que llevan pidiendo todo el año o sorprendiéndose con detalles que no esperaban ni estaban en sus cartas, muestra de que hasta ahora han sido muy buenos y un incentivo para seguir por el mismo camino.

Pero cada vez son menos los pequeños que trasladan esa ilusión a las calles para estrenar en el parque los regalos que les han dejado los Reyes. Las costumbres han cambiado y ahora muchos de ellos piden videojuegos, dispositivos tecnológicos –por ejemplo, un reloj marcapasos– o juguetes para disfrutar en casa. Ya no se ven los parques a rebosar de niños y juguetes, aunque hay quien sigue aprovechando el último día de vacaciones, antes de volver al cole, para estrenar los regalos. Melisa Roces, de 12 años, hacía piruetas en el parque de Begoña mientras lucía su nueva camiseta del FC Barcelona. Ella practica gimnasia artística, pero es aficionada al fútbol (y al Barça) «desde pequeña» y tenía claro que este año quería la equipación. «Mi jugador favorito es Lamine Yamal», confesó.

Unos metros más allá, Iris e Isidro, de 16 meses y tres años, se acababan de conocer y ya eran grandes amigos que compartían los coches de Hot Wheels que había llevado otro niño del que también se hicieron amigos. Iris no tiene nada parecido en casa porque «la mayoría de sus juguetes son de madera, del método Montessori» e Isidro tiene una devoción especial por ellos, prueba de ello son los dos vehículos todoterreno que no soltaba de la mano, aunque el naranja era su claro favorito. «En realidad, los Reyes le trajeton el camión transportador de esos coches, pero solo trajo los coches», comentó entre risas su madre, Sol Miranda. De momento «es comedido porque todavía no sabe que puede pedir mucho y pide poco», añadió.

A los hermanos Mauro y Tomás, de siete y cuatro años, les han regalado un viaje a Disneyland París el próximo abril, así que presumían de un peluche de Mickey Mouse y otro del Pato Donald como «objeto simbólico», explicó su padre. Y María, de 22 meses, estrenaba un patinete y casco rosas que hacían juego con su ropa y su chupete mientras su familia aprovechaba para tomar el vermú. En casa tenía «una mesina y unas sillas; unos juguetes para hacer sándwiches y hamburguesas poniendo piezas y otro para formar su nombre con letras». También hubo coches teledirigidos, botas de fútbol, muñecas y ropa que completaron una larga lista de deseos cumplidos.

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