La Semana Negra arranca a todo color

Atodo color se estrenó la Semana Negra en sus 35 vueltas al sol. Con solazo, con un día de 'restallu', el recinto con una buena entrada después de que se viera hasta gente haciendo cola esperando a que abriera sus puertas y la normalidad instalada, por fin, pese a que el virus sigue ahí pisando fuerte, en nuestras vidas. Tras dos años de resistencia, primero atrincherada en el Antiguo Instituto y después en el Muelle en un formato mediano, abría ayer de nuevo las puertas del astillero a mayor gloria de la cultura popular a la que rinde pleitesía desde su primera edición hasta esta última. Y volvió a girar la noria, a rular los calamares, a devorarse el pulpo, a caer cañas una tras otra y a llenarse las librerías y los puestos de todo lo habido y por haber.

El astillero fue el lugar donde cuando se acercaba el reloj a las nueve de la noche se cortó la cinta inaugural, pero antes, a las cinco de la tarde, comenzó el proceso de llenarse de ese público fiel que llevaba dos años esperando para volver en loor de multitudes. Cumplió, sobre todo el más joven, que abarrató la zona de las atracciones de feria. Porque además el primer día, con las exposiciones de Luis Sevilla, Miguelanxo Prado y Álex Zapico ya abiertas al público, es siempre flojo en lo literario y fuerte en el plano puramente festivo. Ayer solo una cita estaba marcada en la Carpa del Encuentro y fue intensa y reveladora: 'Teoría crítica desde Frankfurt a las Américas', con el filósofo Stefan Gandler, Ramón del Castillo y Alejandro Gallo. Ahí es nada para empezar y calentar el ambiente antes de la música en acústico de Liuba María Hevia.

Claro que antes de al recinto, la primera avanzadilla de escritores que ya se encuentran en la ciudad -y que no han llegado a bordo del tren negro, que no se ha recuperado al desaconsejar Renfe ese encuentro siempre enormemente cálido entre raíles- fueron bienvenidos de manera institucional. En el salón de recepciones del Ayuntamiento, la alcaldesa Ana González, junto a otros miembros de la Corporación, se encargó de decirles que Gijón está encantada de tenerlos aquí. «La Semana Negra ha resistido otro año a ser asesinada. Esto va bien», bromeó la alcaldesa, quien subrayó que esta 35 edición es más que nunca de renacimiento. Por salir de la pandemia y porque lo nuevo siempre se hace hueco en un programa amplísimo. «Le sientan bien los 35», afirmó Ana González, que quiso felicitar al equipo por el esfuerzo que hace posible el festival literario que aúna la alta cultura con la popular, que suma y multiplica en lugar de restar. «Es importante que la literatura vaya unida a todo tipo de gente», afirmó la alcaldesa, para quien la Semana Negra es «uno de los ejercicios más democráticos de acercamiento a la literatura». Demuestra, y eso es importante, que «no pasa nada por unir entretenimiento y cultura». Y lo hace además en un marco en el que no solo lo que sale de la imaginación de los escritores tiene cabida: «La gran fiesta de la ficción literaria es la gran fiesta de la realidad», aseguró, y explicó que todos los temas que nos preocupan hoy tienen cabida en los debates que habrán de sucederse hasta el domingo próximo, cuando se bajará el telón.

Ángel de la Calle fue breve en su intervención en el Ayuntamiento, donde destacó una de las grandes apuestas de esta edición: «Los niños este año por fin tienen una programación impresionante». Fue tan rápido el acto que hasta se quedó corto y el director general de Cultura del Principado, Pablo León Gasalla, se vio obligado a improvisar unas palabras y a responder a la petición del director de la Semana Negra de una mayor subvención en años venideros. No ha crecido desde hace catorce, apuntó De la Calle. León Gasalla recogió el guante pero sin comprometerse demasiado. «Intentaremos subir la subvención algún año», dijo, y salió del paso muy dignamente después de felicitarse por la vuelta a la normalidad después de «dos años complicados» en los que la Semana Negra no ha dado tregua y ha sido resistente. Y, por supuesto, emplazó a un éxito que entiende garantizado porque es el «hijo del esfuerzo» que ya se ha realizado para llegar al aquí y al ahora. Al momento en el que alcaldesa, concejales y el vicepresidente asturiano Juan Cofiño cortaban la cinta y repetían la tradición que se inauguró 35 años atrás.

En un recinto colorido, feliz, ruidoso y efervescente comenzaba a abrirse paso la noche para dar paso a un sábado cargadito de actividades y que tendrá entre sus participantes a un expresidente del Gobierno como José Luis Rodríguez Zapatero. Por delante, literatura negra, histórica, periodismo, ensayo, poesía, cómic y música acompañados de atracciones de feria, de mercadillo, de comida, bebida... Alimento para el cuerpo y el alma que se sirve mirando al mar.

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