«Tras 30 años, formamos parte de la historia de esta ciudad»

Parece una noche como cualquier otra en el Autocine Gijón. Coches y coches llenos llegan para disfrutar de la película diaria en el prao de La Providencia y de sus puestos de comida. Ponen 'Campeones 2'. No obstante, las películas proyectadas durante este año tienen un trasfondo especial de celebración. Pues el autocine está soplando las velas de sus 30 primaveras, al tiempo que se recupera del impacto que supuso la pandemia en un sector que, estos últimos años, está sufriendo una considerable caída de la demanda. Pese a la situación, la alegría por llevar tres décadas en pie es enorme, sobre todo por la historia de dificultades que hubo detrás de sus primeros pasos.

El Autocine se inauguró en 1993, pero no fue hasta 1994 cuando pudo proyectar su primera película, que fue 'El Fugitivo', de Harrison Ford. El viernes 23 de septiembre fue la fecha de estreno. No obstante, antes de esta primera película hubo varios obstáculos para que el proyecto se pudiera llevar a cabo. La idea inicial era construir un cine de verano, pero el Ayuntamiento lo frenó por problemas de licencia. Según explicó en su momento José Antonio Fernández, uno de los promotores de la iniciativa, el Consistorio les indicó que la finca de La Providencia, donde se ubicaban, estaba calificada de uso genérico y que, por tanto, no había problema en su instalación. Más tarde, se encontraron sin embargo con una «negación inicial de la licencia» por parte del concejal delegado de Urbanismo, Jesús Morales. El propio Fernández comentó que no comprendían todos los problemas que les estaban poniendo para abrir, pues «cumplíamos con toda la normativa legal». Finalmente, los embrollos burocráticos fueron solucionados y recibieron la definitiva luz verde al proyecto con unos informes técnicos favorables, a pesar de que el concejal de Urbanismo llegó a declarar que era «imposible conceder esa licencia al tratarse de suelo de interés».

Hoy no dejan de sorprenderse de su recorrido echando la vista atrás. «La idea de este cine era de uso temporal, es increíble que lleve 30 años», afirmaba ayer Elena Nava, gerente del negocio desde 2015. Esta forma de ver películas, reflexiona, «atrae a mucha gente porque es algo distinto». «En un autocine tienes más libertad. No es ese agobio de las salas convencionales. Puedes traer perros sin problema, y las familias encuentran más comodidad, tienen más autonomía».

Cientos de películas después, Nava concluye: «Esto forma parte de la historia de Gijón, pues ya vi pasar a varias generaciones». Hoy, dice, la situación es «de resistencia» tras el efecto «devastador» de la pandemia. «Las cifras bajaron considerablemente, aunque nosotros tuvimos menos restricciones que los cines tradicionales», anota. Así hoy están volviendo «paulatinamente» a los aforos 'precovid'. «Hay que recuperar esa afición de volver a las pantallas, pero para eso necesitamos películas importantes», concluye.