El consorcio formado por Arcelor, Fertiberia, Enagás, DH2 y Soladvent, promotor del proyecto Hydeal para abastecer de hidrógeno verde a las factorías asturianas que quieren ... transformar sus producciones de acero, amoniaco y fertilizantes en productos renovables, tiene discrepancias internas que se han hecho públicas por las declaraciones de Thierry Lepercq, que hasta ahora era el presidente del consorcio, al afirmar que hay «un conflicto de intereses» entre los socios productores y distribuidores del hidrógeno verde (Enagás Renovables, DH2, Soladven) y los consumidores (Arcelor y Fertiberia). Cada uno de los dos grupos tiene el 50% del capital. El desencuentro estaría, básicamente, en el precio que deberán pagar Arcelor y Fertiberia por el hidrógeno. La situación es un tanto original porque generadores del hidrógeno y clientes industriales comparten sociedad, de tal modo que un precio alto incrementaría los ingresos de los productores, mientras que representaría un coste mayor para los consumidores. Hay una contradicción objetiva entre los intereses de unos y otros, pero siendo este hecho sobradamente conocido desde el principio, extraña que no hayan estudiado un sistema operativo que pudiera garantizar un nivel de beneficios a ambos que fuera satisfactorio, aunque no se maximizaran las ganancias. De lo que no cabe duda es de las ventajas de la asociación al tener garantizados los generadores de hidrógeno una venta a gran escala (6,6 millones de toneladas de hidrógeno en veinte años), mientras que el sector industrial logra un consumo de energía estable a largo plazo, algo que no es fácil de alcanzar para cualquier industria.
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Hay otro problema que está asociado a la hoja de ruta de Arcelor, al necesitar acelerar la puesta a punto del proyecto de Hydeal para llevar a cabo su plan de descarbonización, que pasa por recibir hidrógeno renovable en 2026. Si se tardan en instalar los parques de energía solar, en ubicar los electrolizadores o en extender los gasoductos el proceso de la descarbonización sufriría retrasos y es probable que se viera abocado a devolver los 450 millones de euros, procedentes de los fondos Next Generation. Thierry Lepercq da por hecho que generadores de hidrógeno y consumidores se separarán y el proyecto experimentará un gran cambio organizativo. Sin embargo, al día siguiente de conocer sus manifestaciones, Arcelor, Fertiberia y Enagás Renovable mandaron un mensaje inequívoco, al declararse «totalmente comprometidos» con el proyecto, aseverando que siguen trabajando para cumplir los objetivos que se han marcado.
Es evidente que la operación es muy compleja, porque se trata de acompasar dos proyectos, uno energético y el otro industrial, que las tecnologías todavía están inmaduras y la regulación no se ha completado, pero por encima de cualquier dificultad hay que tener altura de miras y saber leer lo que hay detrás de la operación de descarbonización y la generación de hidrógeno verde. Son dos procesos interrelacionados porque sin hidrógeno verde no habrá producciones industriales renovables. Si fracasa el proyecto de HyDeal las factorías asturianas difícilmente serían viables. La Asturias moderna tiene vocación energética e industrial y con el consorcio del hidrógeno se mantienen vivas las dos almas. Los dos gasoductos del consorcio, que nacen en Valladolid y Zaragoza, confluyen en el puerto de El Musel. Nuestra región pasa a ser una pieza fundamental dentro del proyecto del Gobierno de convertir a España en el gran polo del hidrógeno verde de Europa. Un proyecto que crece en paralelo al impulso dado por la Comisión Europea, en 2020, a favor de los grandes corredores de hidrógeno en el continente. El proyecto de Hydeal es el más grande de todos los de hidrógeno verde que se desarrollan en el mundo, tal como lo certifica la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Una iniciativa de gran impacto que entronca con los intereses estratégicos de la región no podemos permitir que se frustre.
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