Hay quien dice que un periodista nunca se jubila. No creo que esto sea siempre así, pero lo fue en el caso de José Antonio ... Rodríguez Canal, que ejerció el periodismo hasta hace apenas unas semanas a pesar de haber adquirido la condición de jubilado en el año 2006. Supongo que la explicación está en que uno puede jubilarse de su oficio, pero resulta más complicado hacerlo de su compromiso. Y a falta de uno, Canal tenía dos.
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Uno fue Gijón, la ciudad en la que nació, y otro este diario, EL COMERCIO, del que llegó a ser director adjunto y a través de cuyas páginas relató el día a día de la villa a partir de 1965 con crónicas que no solo buscaban contar lo que pasaba, sino también influir en lo que acontecía. «Participar desde el ejercicio periodístico en la conformación de una sociedad mejor, más justa» sería, para Canal, y creo también que para toda su generación, una manera de comprometerse con su tiempo a través del papel escrito.
A lo largo de estos últimos años fueron frecuentes las llamadas y los cafés en los que una preocupación concreta daba paso a un análisis riguroso del estado de las cosas en una ciudad que llegó a entender como pocos y cuya memoria atesoró durante décadas. Repasar las páginas que escribió en EL COMERCIO es la mejor manera de repasar la historia reciente de Gijón y también de recordar a un gijonés que hizo de su ciudad su compromiso.
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