La decisión de Pedro Sánchez de convocar elecciones generales para el próximo 23 de julio causó una sorpresa general. El presidente del Gobierno puso fin ... a la legislatura, asumiendo la responsabilidad por los malos resultados cosechados por el PSOE en las elecciones autonómicas y municipales celebradas en la víspera. Su valoración política no sólo es respetable, sino que es fácil de compartir, pero la fecha elegida resulta singular. Nunca hubo elecciones generales en los meses de julio o agosto, un periodo en que hay desplazamientos masivos por razones vacacionales. En julio de 2022 hubo 21,9 millones de viajes con pernoctaciones, el 89% de ellos fueron interprovinciales y el 11% de destino internacional. La ausencia del domicilio habitual deberá solucionarse con el voto por correo, una práctica que hasta ahora ha sido muy minoritaria; en las pasadas elecciones autonómicas y municipales no llegó al millón de votos, el 2,81% del censo. La problemática de la participación se complica al llamar a las urnas en medio del puente de la festividad de Santiago que se inicia el viernes a medio día y se prolonga hasta finalizar el martes.
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Los plazos del procedimiento electoral hacen que se solape la discusión de los pactos de gobernabilidad en las comunidades autónomas con la campaña de las generales, convirtiendo las decisiones de los partidos en las regiones en potencial arma arrojadiza para ganar escaños en el Congreso de los Diputados y el Senado. Una coincidencia que influirá en las decisiones de los políticos que negociarán alianzas parlamentarias o coaliciones de gobierno. Dentro de este marco van a participar los partidos asturianos en las elecciones generales, donde competirán por los siete escaños de la circunscripción. En las dos semanas transcurridas desde los comicios autonómicos y municipales hubo cambios en los partidos que reducen las formaciones que disputarán el voto. Ciudadanos anunció que no concurriría a las elecciones generales, sin que ello suponga disolver el partido, pero sí tomar un tiempo de reflexión. Esta semana, Foro comunicó que no se presentará a las elecciones, al considerar que es muy difícil entrar en el Congreso de los Diputados. También rechazó formar parte de candidaturas conjuntas, una alternativa que también ha desechado Diego Canga en nombre del PP. En cambio, Foro anuncia que creará un observatorio para fiscalizar la labor de los diputados y senadores asturianos. En el campo de la izquierda, bajo la marca de Sumar, han confluido quince fuerzas distintas, unidas por Yolanda Díaz y su equipo (Movimiento Sumar). Hay cinco de implantación nacional y otras diez que se circunscriben a comunidades autónomas concretas. Podemos, al final, pese el rechazo a Irene Montero, se ha unido a la coalición dando por buena la oferta de encabezar media docena de candidaturas provinciales e ir en puestos destacados en Madrid y Barcelona. Sumar tiene ante sí el doble reto de lograr un buen resultado electoral y mantener juntos a todos sus componentes. En Asturias, IU ha sido, desde el principio, defensora de la idea de integrarse en Sumar; las dos corrientes que hay en Podemos en la región también comparten ese objetivo, así que a la izquierda del PSOE sólo habrá la lista de Sumar. Dos candidaturas de izquierda, PSOE y Sumar, y dos de derechas, PP y Vox, disputarán los escaños en juego. En el caso del PSOE, será Adriana Lastra quien lidere la lista, sin que se haya hecho público quienes encabezarán las candidaturas del PP y de Vox.
El encadenamiento de procesos electorales ralentiza el ritmo de trabajo de las administraciones públicas, porque muchas decisiones se aplazan hasta que los ganadores de los comicios ocupen los despachos oficiales. Asturias no puede esperar. Hay algunos compromisos en infraestructuras, industria, ganadería, demografía o medio ambiente que el Gobierno debe ejecutar sin dilación. La campaña electoral será un buen momento para comprometerse con la agenda asturiana.
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