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La salud mental en menores

La tragedia de Anastasia y Alexandra dispara las alarmas sobre las muertes autoinfligidas de niños y adolescentes

Domingo, 21 de mayo 2023, 01:09

La muerte de Anastasia y Alexandra, las niñas mellizas de doce años que residían con sus padres y hermano en Oviedo, conmueve a toda la ... sociedad asturiana. Una tragedia horrible de la que no hay consuelo para la familia, amigos, compañeros y profesores del Colegio Público La Ería, donde cursaban estudios. Un suceso, que por los datos que se conocen de la familia y el entorno, resulta de muy difícil explicación. Una familia de nacionalidad rusa, asentada en el barrio, las niñas integradas en el colegio, hablando con soltura el castellano y con buen desempeño escolar, sin sombra aparente de problemas graves, no permite hipotetizar sobre el fatal desenlace. Ante el hecho terrible sólo hay consternación y tristeza colectiva. Los acontecimientos de la actualidad quedan aparcados ante una tragedia que abrió los informativos nacionales. La Policía Científica y Judicial inició las investigaciones que deberán llevar a desvelar la causa que empujó a las niñas a un destino tan desgraciado.

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Lo sucedido es el exponente de un problema profundo de conducta que descansa en factores psicológicos, biológicos y sociales que se manifiesta en todas las edades, pero que sin duda impacta mucho más cuando se da en menores de edad que cuando afecta a personas adultas.

Desde el año 2008, la primera causa de muerte no natural en España dejó de ser la accidentabilidad en las carreteras, para ser la muerte autoinfligida. Es un fenómeno que no ha remitido, a diferencia de otro tipo de decesos no naturales. Alcanzó su registro más elevado en el año 2005, con 3.500 muertes, y tras un ligero descenso, ocho años más tarde llegaba a los 3.870. A partir de la pandemia las muertes autoinfligidas están creciendo; ya en el año 2021 estaban por encima de las 4.000. En tres años conocieron un incremento del 6,5%, siendo muy superior la incidencia en personas de otras nacionalidades que viven en España, creciendo el 24,3%. Ese aumento está relacionado con ser el grupo social más afectado por la pandemia. La investigación sobre los suicidios es muy complicada porque los expertos dicen que sólo se conocen con certeza lo referente a la edad, sexo, comunidad autónoma, método utilizado y mes del suceso. Hay 8.000 muertes registradas por accidentes de ingesta de medicamentos, caídas o ahogamientos que se desconoce si fueron voluntarias. En Asturias, la incidencia de los suicidios es la más alta de España, con 14 casos por 100.000 habitantes en el año 2021. En los últimos diez años hubo una media de 130 muertes anuales por esta causa en la región. El fenómeno alcanzó un crecimiento mayor entre menores de edad. En el año 2020 se duplicaron las muertes, en España, en menores de 15 años. En Asturias, la evolución es alarmante. Si tomamos como referencia los ingresos de menores en hospitales, nos encontramos con que antes del año 2020, el 7% estaban causados por autolesiones. Dos años más tarde superan el 50%. En cuanto a los ingresos hospitalarios por intento suicida, se pasó de representar el 34% del total de los ingresos antes de la pandemia, al 63% en 2022. La estadística dice que por cada cinco personas que lo intentan, una será reincidente.

Pasamos de estar en tasas bajas de suicidio, según los baremos de la OMS, a tener tasas medias. El problema de la prevención es una asignatura pendiente. Hay países, como Hungría, que, formando a más psiquiatras, aumentando las líneas telefónicas de auxilio y, sobre todo, con programas específicos de prevención a través de profesionales sanitarios redujeron los suicidios a la mitad. En el Plan de Salud Mental de Asturias, 2022-2030, se contempla la especialidad de Psiquiatría Infantojuvenil, dentro de un aumento generalizado de recursos que se puede apreciar, por ejemplo, en un incremento del 48% en equipos de Psicología Clínica. Hay que acelerar la ejecución de todas las medidas recogidas en el plan porque las demandas de la sociedad van por delante, en especial, en lo tocante a las primeras etapas de la vida. Un niño nunca está cansado de vivir, pero puede estar cansado de sufrir.

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