El turismo asturiano ante sus desafíos

Las primeras semanas de este verano arrojan cifras positivas, confirmando la tendencia al alza del turismo en el Principado. Esta buena acogida no es casual. La percepción de Asturias como un refugio climático es cada vez más determinante. Nuestro clima suave, los paisajes y la rica gastronomía nos posicionan como un oasis para quienes buscan desconectar y disfrutar de una experiencia auténtica y confortable.

El turismo, tanto en hostelería como en hotelería, es un sector fundamental para la economía asturiana. Genera empleo, impulsa la actividad local y dinamiza sectores auxiliares. Pero su impacto va mucho más allá: es un sector social que actúa como punto de reunión, centro de vida ciudadana y corazón de nuestra identidad. ¿Qué sería de nuestro modo de vida si desaparecieran estos negocios? Son espacios esenciales donde se forjan relaciones, se comparten momentos y se mantiene viva la esencia de nuestras comunidades.

La gastronomía asturiana, reconocida por su calidad, atrae a visitantes ávidos de experiencias culinarias. El éxito de la Capitalidad Gastronómica de Oviedo y el lema «Origen del Camino» demuestran cómo la colaboración estratégica genera resultados positivos para toda Asturias.

La mejora de conexiones, como el AVE a Madrid y el aumento de rutas aéreas, ha facilitado la accesibilidad. Sin embargo, no podemos obviar la frustración por constantes retrasos en ferrocarril, vuelos e incidencias en infraestructuras clave como la autopista del Huerna. Es inaceptable que en temporada alta las interrupciones generen atascos, malestar y dañen la imagen de Asturias.

Sabemos que julio y agosto ya registran alta ocupación por su propia naturaleza. Nuestro principal desafío es incrementar la ocupación media anual, que apenas supera el 50%. Esto implica extender la temporada de verano a junio y septiembre, y fomentar las visitas en fines de semana y puentes durante todo el año. Está claro que Asturias tiene atractivos para ser un destino durante las cuatro estaciones del año.

El sector, sin embargo, enfrenta desafíos que lastran su rentabilidad. El aumento excesivo de costes de materias primas, alquileres y suministros básicos ejerce una presión insostenible. A esto se suma la falta crónica de profesionales cualificados, que se agudiza en picos de afluencia, obligando a reducir horarios o cerrar espacios. Tenemos la amenaza de la reducción de la jornada laboral.

Otro punto crucial es la regulación de las Viviendas de Uso Turístico (VUT). Queremos destacar el papel valiente del Gobierno del Principado en la creación de un reglamento consensuado con el sector. Este marco normativo, que vela por la calidad de los servicios y la convivencia, es fundamental para un crecimiento ordenado, evitando los excesos de otras comunidades.

Recordemos que Asturias ha perdido 47 hoteles y 1.700 plazas hoteleras en los últimos años. Esta contracción en la oferta de alojamiento profesional se debe, en parte, al rápido crecimiento de propuestas no profesionales de turismo.

Subrayo la importancia vital de la sostenibilidad. Ya no es el futuro, sino la realidad del presente y clave de nuestro desarrollo. Asturias ha sido pionera en la preservación de su patrimonio natural, histórico y cultural. Nuestras costas, montañas y ciudades deben protegerse de la masificación. El crecimiento turístico en Asturias debe ir de la mano de la responsabilidad y el respeto por nuestro entorno.

Los desafíos son claros, pero con la colaboración de todos –empresarios, administraciones y ciudadanos–, podemos asegurar que el Principado continúe siendo un referente de calidad y un motor de desarrollo. El futuro del turismo en Asturias pasa por la excelencia, la sostenibilidad y la mejora continua de infraestructuras y servicios.

Desde el sector empresarial, estamos dispuestos a intensificar nuestro esfuerzo en esta dirección.

Les invitamos a todos a visitar la Fidma y, por supuesto, a disfrutar de Asturias en toda su plenitud.