Hubo que esperar casi al final de un partido insoportable, en el que Dubasin marcó la diferencia. Le hicieron un penalti y anotó el segundo ... gol que cerraba el choque. Suficiente.
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El primer tiempo fue un tostón. El Sporting salió desconectado del fútbol ante un rival con muchas carencias. Los rojiblancos se complicaron el encuentro con imprecisiones en defensa, sobre todo de Róber Pier, que contó con el seguro de Yáñez y la falta de puntería de los inocentes cordobesistas, perdidos en amagos.
Al Sporting le faltaba sentido en el centro del campo, donde la presencia de Nacho Méndez se dejaba notar algo. La delantera estuvo desdibujada, salvo los intentos estériles de Dubasin, quien fue protagonista del penalti, tras un excelente servicio de Guille Rosas, con quien forma una rentable sociedad. El gol de Otero fue lo único destacable del primer acto.
Tras el descanso hubo un espejismo de los gijoneses, pero pronto cedieron campo a un rival vulgar, que sembró incertidumbre por la mínima diferencia en el marcador. Las esperadas entradas de Gelabert y Campuzano dieron otro aire más incisivo, aunque la retaguardia no daba la seguridad total. Hubo que esperar al gol de Dubasin para cerrar un mal partido.
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