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Arquitectura, ciudad y demolición

Sábado, 22 de junio 2024, 02:00

Este año se cumple el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de dos arquitectos que dejaron una importante huella en Gijón: Miguel García de la Cruz, ( ... Gijón, 1874 – 1935) y Manuel del Busto (Pinar del Río, Cuba, 1874– Gijón, 1948). Con este motivo, el Museo Casa Natal de Jovellanos y el Archivo Municipal de Gijón organizaron una exposición con algunos de los proyectos, dibujos y maquetas, con el título 'Arquitectura, ciudad, e identidad'. Una exposición discreta, con la que se recuerda a estos dos arquitectos representativos de la mejor arquitectura gijonesa de principios del siglo XX. Tanto García de la Cruz como Manuel del Busto fueron arquitectos en constante evolución, desde el modernismo y art decó al racionalismo. Elementos como las farolas gijonesas, las barandillas del muro, los asientos de piedra en el parque o incluso los primitivos tamarindos –en realidad tamariscos– del Muro, de los que se conservan dos de ellos en el Club de Regatas, se deben a García de la Cruz.

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En los pies o leyendas que acompañan cada proyecto, se señalan tres variantes sobre la vida de lo proyectado. La primera indica si ha sido reformado, algo muy frecuente en la arquitectura de Manuel del Busto, como por ejemplo el Hotel Modêrne o la Escuela de Comercio. La segunda opción es si el proyecto no se realizó. Y la tercera, la más frecuente, si la obra ha sido demolida. En esta última opción, la piqueta fue excesivamente cruel con García de la Cruz, y eso que era Arquitecto Municipal. La última barrabasada es reciente. La antigua Escuela de Peritos, un edificio racionalista proyectado durante la República y derribado hace unos veinte años. La arquitectura moderna es frágil, y no por la resistencia de sus materiales, sino por la pertinaz brutalidad municipal.

García de la Cruz y Manuel del Busto no solo eran arquitectos de edificios, sino que también tenían una visión de futuro de la ciudad. García de la Cruz fue el primer apóstol de un parque central, utilizando los terrenos que dejaron las fortificaciones en el Humedal y la Puerta de la Villa, adelantándose a la necesidad de un parque en el 'solarón'.

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