La crisis retrasa la restauración de la capilla de los Vigiles y las girolas de la Catedral

Con la crisis sanitaria, resultará imposible cumplir los plazos previstos en las dos grandes obras en curso en la Catedral de Oviedo: la restauración de tres de las cinco girolas y de la capilla de los Vigiles. El deán, Benito Gallego, prevé que el retraso sea «de meses», aunque reconoce que no están los tiempos para quejarse: «¿Cuántas familias y personas se están quedando en el camino?».

Antes de lo acontecido, la intención era finalizar ambos trabajos en verano. La restauración de la capilla de los Vigiles, del siglo XVI, arrancó en noviembre, con un plazo de ejecución de seis meses. Suma tres semanas de parón: «La empresa Valuarte Conservación del Patrimonio es de Palencia, desde que se decretó el confinamiento no se ha trabajado», justifica Gallego.

Con su culminación se tachará la penúltima obra pendiente del plan director de la Catedral realizado por Jorge Hevia y Cosme Cuenca. Fue en 1996 cuando estos arquitectos expusieron todas las mejoras necesarias para garantizar el futuro del templo.

Durante más de una década figuró entre las prioridades eliminar las huellas producidas por las humedades en la capilla de los Vigiles, con las paredes ennegrecidas. El Gobierno de Mariano Rajoy se comprometió a licitar el contrato. Con una partida de 367.000 euros en los presupuestos generales del Estado, en marzo del año pasado salieron a concurso las obras. La empresa Valuarte, con una oferta de 296.000 euros, resultó la adjudicataria. Tras varios retrasos, los operarios comenzaron las labores de mejora en noviembre.

Hasta el momento se ha descubierto la capilla de Santa María y la del Rey Casto. Se puede observar cómo ese fue el origen estructural de la capilla del Rey Casto actual entre los siglos XVII y XVII. Poco más se ha hecho. El objetivo es que en medio año de obras se limpiaran y consolidaran las fábricas interiores de sillería, se repararan las grietas y se recuperara la integración cromática perdida de la piedra. También, que se restauraran los bienes muebles dañados, se realizaran trabajos de conservación en la rejería de acceso y el retablo, y que se cambiara la iluminación junto a la ventana y la puerta de la sacristía, que se encuentra dañada.

La Catedral luce cinco retablos en la parte posterior del altar mayor: los de San Pedro, San Pablo, Transfixión, San Andrés y San Bartolomé. Las cinco actuaciones en ellos ascenderán a 590.000 euros.

Cada restaurador se encarga de un trabajo. Dos de estas obras ya han acabado. Y casi se supera el ecuador de la obra. «A los trabajos de Paula Sánchez Ablanedo le quedan tan solo quince días para acabar en condiciones normales, los otros van más retrasados», explican. La mejora en estos dos últimos corre a cargo de Chus Puras y Pablo Klett. Las otras restauraciones, emprendidas Luis Suárez Saro y Natalia Díaz-Ordóñez, ya han finalizado.

Puras, encargado de la rehabilitación de la capilla radial de San Andrés, indica que «las obras van a estar paralizadas, pero eso no va a afectar a ninguno de los procesos que estamos llevando a cabo». En el caso de estos dos últimos retablos, el de Puras y el de Klett, «los trabajos, una vez volvamos al interior después del confinamiento, se alargarán dos meses más». Los andamios de estas dos capillas se dividen cinco niveles distintos. «Nos faltan tres niveles por restaurar», aseguró.

Asimismo, en ambas piezas las labores de fijación de policromía y desinsectación ya está avanzados. Faltarán, entre otros, los arreglos de las esculturas laterales y terminar la restauración de las pinturas murales en la nave del trasaltar de la 'Sancta Ovetensis'.

Además, y en el caso de San Andrés, las acometidas de Puras han revelado uno de los detalles más escondidos de los retablos durante las últimas décadas: las cartelas originales, pequeños ornamentos de madera -retablos en miniatura- que forman conjuntos integrados con revestimientos murales en toda la girola. Han aparecido al 90% debajo de los tableros de colocación más reciente.